La hiperempatía es definida como un rasgo de personalidad en donde, quienes lo tienen, tienden a absorber el dolor ajeno hasta el punto de experimentar ansiedad y estrés crónico, así como fatiga emocional.

Según expertos, la empatía consiste en la capacidad que tienen las personas de que las emociones de los demás resuenen en ellas mismas. Es decir, cuando alguien cercano se encuentra triste, es posible sentirse triste uno mismo también. Sin embargo, la hiperempatía es un exceso de este rasgoA veces, esta capacidad presenta una superposición genética con el autismo y las personas altamente sensibles (PAS).

“Cada vez hay más estudios que demuestran la base biológica de la empatía. En general, la sociedad tiende a pensar que estas características, como los rasgos de personalidad, son adquiridas y se aprenden. Lo cierto es que son características fundamentalmente innatas“, señalaron desde la Universitat Oberta de Catalunya (Universidad Abierta de Catalunia), de España.

Ventajas y desventajas de la hiperempatía

Como todos los rasgos de las personas, cuando resulta excesivo puede suponer un problema más que una ventaja.

Entre las ventajas, se encuentra la de tener sensibilidad frente a las emociones de los demás, lo que facilita su entendimiento y el poder conectar con ellas pudiendo incluso detectar cambios emocionales sutiles. Esto puede ser útil para profesiones como la psicología, medicina y educación, además de la mediación y resolución de conflictos. Es un rasgo que se vincula a la alta creatividad y pensamiento introspectivo, pudiendo desarrollar una gran capacidad para el arte y la literatura.

Sin embargo, este rasgo puede derivar en problemas emocionales graves al tornarse incontrolable: “Cuando las emociones dependen de las de los demás, es fácil perder el control. Estas personas son demasiado sensibles y propensas a sentir emociones que en realidad no son suyas”.

En casos muy extremos, los afectados pueden sufrir ansiedad, estrés crónico, fatiga emocional, y perjudicar así su identidad por confundir las emociones ajenas con las propias. En cuanto a relaciones sociales, estas personas pueden volverse dependientes emocionalmente o abrumarse por la carga emocional de sus seres queridos.

La hiperempatía en las diferentes etapas de la vida

Los expertos sostienen que este rasgo se manifiesta en forma diferente según la etapa de la vida en la que se encuentre la persona. Por ejemplo, en la infancia los niños pueden llorar más y ser altamente sensibles al sufrimiento ajeno. En caso de no contar con herramientas para gestionarlo, pueden desarrollar ansiedad.

En la adolescencia, al intensificarse las emociones, esta condición puede generar crisis emocionales y problemas de identidad personal.

Finalmente, en la adultez, se traduce en fatiga emocional y dificultades para establecer límites con los demás. En el ámbito laboral, afecta en profesiones con alto contacto humano, como en psicología, enfermería o educación. Esta intensidad al percibir las emociones ajenas puede conducir al agotamiento emocional y al "burnout".

Gestionar la hiperempatía

“En primer lugar, hay que ser consciente del problema. Ser consciente de que siento más que los demás emociones que no me pertenecen”, sostuvieron.

Para gestionar esta condición, se recomienda entrenar el distanciamiento emocional y aprender a establecer límites aprendiendo a diferenciar las emociones ajenas de las propias. También se recomienda la desensibilización gradual, que implica exponerse de forma controlada a los estímulos emocionales para fortalecer la resiliencia.

En este aspecto, terapias como la cognitivo-conductual (TCC) y el Mindfulness pueden resultar útiles para prevenir la fatiga emocional y ganar calidad de vida. El desapego emocional es otra estrategia efectiva: “A veces el distanciamiento debe ser físico y real, ya que no pueden estar con personas muy cargadas con emociones negativas”, concluyeron.

Fuente: EFE.