La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve cada año el 3 de marzo como el Día Mundial de la Audición, una jornada que tiene el propósito de concientizar a la población sobre cómo prevenir la sordera y la pérdida de la audición, además de “promover la salud auditiva en todo el mundo”.

El ente sanitario indica que, a nivel global, “más del 80% de las necesidades en términos de cuidado del oído y la audición siguen estando desatendidas”, lo que se explica, señalan, por la “mentalidad estigmatizante y las ideas erróneas enquistadas en la sociedad”, factores que “lastran los esfuerzos por prevenir y tratar la pérdida de audición”.

“Se prevé que para 2030 más de 500 millones de personas tengan pérdida de audición discapacitante que requiera rehabilitación”, advierte la OMS, y agrega que “más de mil millones de jóvenes se enfrentan al riesgo de pérdida de audición permanente debido a la exposición prolongada a sonidos fuertes durante pasatiempos recreativos, como escuchar música y jugar a videojuegos”.

Es por ello que resulta de suma importancia prestar atención a los síntomas de afecciones auditivas y, especialmente, a la prevención. Así lo remarca Lucas Comelli, otorrinolaringólogo especializado en oídos y jefe del sector de Otología del Cemar.

En diálogo con Punto Medio (Radio 2), Comelli apuntó que “el cuidado de la audición no forma parte del inconsciente colectivo”, y sumó que “actualmente se calcula que aproximadamente el 5% de la población tiene problemas auditivos”, lo que equivale a más de 400 millones de personas.

Los problemas auditivos son cada vez más comunes en niños y niñas.

Además, un factor alarmante es que “la falta de importancia del cuidado de la audición se vuelve cada vez más común entre personas jóvenes”, algo que preocupa dado que “estamos inmersos en un mundo lleno de polución sonora y con cada vez más dispositivos electrónicos que se conectan con dispositivos auditivos”, señaló el especialista.

La necesidad de reforzar la prevención

Comelli sostuvo que “no le damos un verdadero valor al cuidado de la audición”, incluso a pesar de que en Argentina existe la  ley N° 25.415, que “estipula el derecho de todo niño recién nacido a que se estudie tempranamente su capacidad auditiva y se le brinde tratamiento si lo necesitare en forma oportuna”.

Más allá de los controles obligatorios que deben realizarse niños y niñas mientras asisten a la escuela primaria, es importante continuar con los chequeos durante toda la vida para así poder contar con un diagnóstico precoz en caso de que se presente alguna discapacidad auditiva. Pero lo que advierten desde el campo de la otorrinolaringología es que esa precaución “se diluye en el tiempo y depende cada vez más de situaciones en las que el paciente ya presenta síntomas”, alertó Comelli, que recomienda adoptar una actitud más preventiva.

Este no es un punto menor si se tiene en cuenta que “casi todas las pérdidas auditivas pueden ser factibles de ser tratadas”, mientras que los casos en los que no se puede hacer nada en términos clínicos son “muy específicos”, apuntó.

El factor genético también es fundamental en cuanto a la propensión a sufrir deterioros auditivos, y a esto se suman los “factores medioambientales como infecciones, traumatismos o exposición a distintos tipos de drogas que pueden generar daños”.

Casi todas las pérdidas auditivas pueden ser factibles de ser tratadas.

Por otro lado, el especialista explicó que una de las características fundamentales del oído es lo que se denomina “circulación terminal”, lo que implica que si los vasos arteriales finos que irrigan los oídos se ven obstruidos, el flujo sanguíneo se ve seriamente afectado y puede generar un daño irreversible.

“La parte neurológica del oído, que es la parte interna, no se recupera una vez que está dañada”, dijo Comelli. Debido a esto es que se recomienda mantener buenos hábitos para el bienestar general, evitando condiciones como la hipertensión o el sedentarismo que comprometen la circulación sanguínea.  

Lo más importante para prevenir daños auditivos, apuntó, es evitar la exposición a ruidos altos, o bien limitar el tiempo que se pasa en esas condiciones.

También es importante regular el volumen de los auriculares, sobre todo en ambientes ruidosos en los que se pierde la noción del nivel que se establece para bloquear el sonido externo.

Tratamientos

Comelli explicó también que, dependiendo del nivel de pérdida auditiva que presente un paciente, hay diferentes dispositivos que pueden ayudar y permiten escuchar mejor y con un alto nivel de naturalidad.

“En casos de pérdidas moderadas a severas se puede recurrir a un audífono”, puntualizó, y siguió: “Cuando son mucho más profundas la alternativa es el implante coclear, que lo que hace es baipasear por completo el oído y estimular eléctricamente el nervio”.

Sobre el tinnitus o acúfeno, Comelli indicó que “es una manifestación de que algo está pasando dentro de toda nuestra vía auditiva, que va desde el oído hasta la corteza cerebral”. Y aunque no hay un medicamento para su tratamiento, sí existe “una gran batería de herramientas para enfrentarlo”.

Los hisopos como “enemigos”

El otorrinolaringólogo también calificó a los hisopos como “el enemigo público número uno” en su área de especialización y lanzó: “Debería ser desterrado de las casas y de las farmacias”.

En ese sentido, profundizó: “El hisopo está contraindicado por todos los otorrinos. Si uno lo utiliza sobre los recovecos de la oreja o del pabellón auricular para higiene, no hay problema. Pero nunca hay que introducirlo por el orificio de conducto, que se llama meato”.

Comelli aclaró que “el oído es autolimpiante” y que “con el tiempo, todo lo que se acumula en el conducto se va exteriorizando”. Por esto no hay que empujar hacia adentro utilizando hisopos, lo que puede provocar “tapones oclusivos, infecciones por traumatismo de la piel o lesiones traumáticas de la membrana timpánica”.