Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS) de España, se decidió elaborar un Manifiesto por una Comunicación Responsable en Alimentación y Salud en donde se hizo hincapié en el compromiso compartido con la calidad, transparencia y veracidad de la información que se traslada a la ciudadanía. El documento cuenta con el aval de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y su Fundación (FSEEN).
Para los expertos, la desinformación sobre alimentación y salud crea una alarma social injustificada, confunde a los consumidores que pueden llegar a eliminar de su dieta ciertos productos o ingredientes de manera injustificada y puede crear problemas de salud, desde agravar enfermedades hasta provocar trastornos de la conducta alimentaria.
En tal sentido, se creó el siguiente decálogo:
-Información de interés público: Las noticias sobre alimentación y salud tienen una influencia directa en las decisiones de los ciudadanos y en sus hábitos de alimentación. En consecuencia, la responsabilidad es ofrecer el máximo rigor, objetividad y evidencia científica como principios básicos que rijan el trabajo a realizar.
-Alimentación, estilo de vida y salud: La alimentación es un factor más, aunque muy relevante, dentro de lo que se define como un estilo de vida saludable. En este aspecto, las decisiones que se toman a la hora de alimentarse se basan en los propios conocimientos, emociones y habilidades, cuestiones que están muy influidas por el entorno. En este sentido, informar sobre alimentación, estilo de vida y salud es una responsabilidad: "Por ello, hay que tener en cuenta que no existen alimentos buenos ni malos, sino una dieta adecuada o inadecuada y que esta debe estar combinada con la práctica de una actividad física regular". Además es importante señalar que existen otros factores importantes que influyen en la salud como los ambientales o la predisposición genética.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace especial hincapié en que se requiere la participación de distintos sectores y partes interesadas, incluido los gobiernos, el sector público y privado para promover entre la sociedad un estilo de vida saludable.
-Comunicacion del riesgo y las alertas alimentarias: Es importante diferenciar de forma clara lo que es una alerta alimentaria, con datos objetivos contrastables, de la percepción subjetiva del riesgo alimentario que ocasionalmente pueden tener los ciudadanos y evitar en todo caso alarmas innecesarias. Existen agencias y organismos oficiales que desde sus boletines e informes brindan alertas alimentarias de interés con el aval necesario para la población y, especialmente, para aquellas para personas con alergias e intolerancias: "Un error en la fase de comunicación y el uso de productos supuestamente afectados que no se corresponden con los realmente retirados puede tener grandes consecuencias, ya no solo en la población, sino también para la imagen de la empresa".
-Un producto muy regulado: Para que un alimento llegue a la mesa debe cumplir con una compleja y exhaustiva legislación en materia de calidad y seguridad alimentaria. Por ello, para informar sobre alimentación y nutrición es imprescindible conocer y tener en cuenta esa regulación, así como saber trasmitir a los ciudadanos sus implicaciones.
-Fuentes válidas de información: Una sola fuente no debe ser suficiente para elaborar una buena información. Es necesario contar con fuentes relevantes, sólidas y fiables que aporten opiniones cualificadas del mayor número de actores y que ofrezcan respuestas rápidas.
-Evidencia científica: Un estudio válido debe cumplir los patrones básicos de la investigación científica: que sean realizados por entidades de prestigio, que cumplan en cuanto a muestra, duración, metodología, revisión de pares, ausencia de conflicto de intereses, relación demostrada causa-efecto, entre otros factores. Igualmente, es preciso confirmar si los resultados son extrapolables de un país a otro, si están realizados en animales o en humanos. Por último hay que tener en cuenta que la evidencia científica es temporal, por lo que será clave relativizar la información encontrada.
-Rigor informativo: Otorgar propiedades saludables o perjudiciales a los alimentos sin evidencia científica contrastada es una práctica que se debe evitar mediante el rigor científico y la precisión informativa.
-Transparencia en la información: Es importante conocer los vínculos entre las fuentes de información y quienes la promueven. La transparencia debe ser exigida a todas las fuentes de información: agencias, sociedades médicas y científicas, universidades, centros médicos, organizaciones consumidoras, fabricantes de alimentos y bebidas, etc.
-Uso responsable de Internet: Internet es una inestimable fuente de información y a la vez se ha convertido en la principal vía de mitos, desinformación e información errónea sobre alimentación. La Inteligencia Artificial es una nueva herramienta que también puede contribuir negativamente a la creación y difusión de contenidos sin evidencia científica. Es importante saber identificarlos y a ser posible utilizar como fuente webs acreditadas con sellos de calidad del ámbito científico.
-Corresponsabilidad: Se reclama que las fuentes sean plurales, fácilmente identificables, accesibles, disponibles para los medios y que proporcionen información relevante donde primen los criterios de objetividad.
Fuente: EFE.