La Justicia rechazó el pedido del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de decomisar los bienes del bróker de inversiones Roberto Daniel Mondaini, quien se fugó en agosto de 2023, dejando un tendal de inversores y del que nunca más nada se supo.
En la audiencia, que se realizó este lunes al mediodía en el Centro de Justicia penal, el juez Gustavo Pérez de Urrechu consideró que bajo las actuales condiciones no procedía el decomiso.
El fiscal Sebastián Narvaja contabilizó que Mondaini tiene un velero y participaciones en tres sociedades, activos que no alcanzarán para resolver el problema de los estafados, pero al menos achica las diferencias. Pero sobre todo había estimado que podía ser un buen precedente que se avale un decomiso sin condena y con el investigado sin poder ser imputado por estar fugado.
En la audiencia se constituyeron además tres nuevos querellantes, que se suman a los clientes que denunciaron a Mondaini por estafa. Las denuncias contra Mondaini, quien tenía oficina en Puerto Norte, suman un faltante de algo más de dos millones de dólares y unos 23 millones de pesos.
Mondaini, de 62 años, se fugó en 2023 y lo último que se supo es que salió del país hacia Uruguay, sin dejar luego rastros. Sus allegados hicieron la denuncia de que estaba desaparecido y al poco tiempo se supo que no quedaron rastros del dinero que le habían entregado sus clientes. Si bien Fiscalía emitió todas las alertas a las autoridades nacionales y también internacionales, nunca se supo más nada de él.
Mondaini no es un hombre conocido en los círculos financieros institucionales de Rosario, pero todo indicaba que hace mucho tiempo que manejaba con perfil bajo una interesante cartera de dólares en blue y que, como ocurre en estos casos, tenía ganada una buena reputación de seriedad y sin arrastrar incumplimientos.
Las tasas de retorno que generaban a sus clientes eran muy atractivas (en algunos casos llegaban al 13% anual en dólares) y otro diferencial que ofrecía era que canalizaba todo dinero blue.
¿En qué decía que invertía? En el mercado de hipotecas, en productos financieros y en agronegocios. Muchos clientes le firmaban "contratos de mutuo" mientras que con muchos de los acuerdos eran de palabra por la confianza ganada. Incluso, se había hecho fuerte en el círculo de gente de río, y era común que moviera dólares blue de socios de los clubes costeros de la ciudad.
Entre sus acreedores se comentaba que en la semana que desapareció tenía compromisos que afrontar y, por primera vez, cheques que habían empezado a rebotarle en los días previo a su fuga.
Como sea, de la reconstrucción de sus últimos movimientos surge que la fuga vino planeada al menos un mes antes, cuando empezó a llamar a sus clientes para pedirle que les lleven dólares para redondear sus colocaciones por supuestos beneficios que así conseguiría.
“Tenes invertidos u$s14.000, traeme u$s6.000 que con $20.000 entras en un nuevo negocio”; “Si pones u$s5.000 redondeamos tu depósito en u$s50.000 y puedo conseguir mejor retorno”, fueron sus llamados a sus clientes.
Y no se trataría, como se pensó al principio, de pedidos de dinero para devolver a quien le pedía (de hecho en el último mes no entregó efectivo, sino cheques a fecha posterior a su fuga) y así ganar tiempo a la espera de una “salvataje” al esquema Ponzi (como varias veces ocurre), sino que todo indica que lo estaba haciendo para juntar efectivo en moneda dura para financiar su fuga.
De hecho, en la última imagen registrada de Mondaini se lo vio en una cochera con una gran mochila en la espalda.
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Sus acreedores piensan que desde Uruguay se marchó a Brasil (supo tener una participación en cabañas en Ferrugia, que luego vendió, pero quedando con contactos en la zona), mientras que su salida dejó a la deriva a los empleados.