“Sería bueno que los bancos trabajen de banco todo el año y no sólo durante Expoagro y Agroactiva”.

La frase se tiró sobre la mesa en una reunión organizada por la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y Equipamientos Agrícolas e Industriales (Afat) realizada en diciembre en la fábrica que la brasilera Stara tiene en Alvear.

El motivo del encuentro de los ejecutivos de las empresas internacionales de maquinaria agrícola con fábricas instaladas en el país con un grupo de periodistas, entre los que estaba Rosario3, era exponer su agenda fabril 2025, y el tema del financiamiento bancario ocupó parte del encuentro. 

El año pasado, la novedad en materia crediticia fue la irrupción del crédito bancario en dólares para los productores que compren maquinaria agrícola con tasas promocionales, que en algunos casos llegaban al 1.5% anual.

Los ejecutivos de John Deere, Agco y Stara, presentes en la reunión, destacaron esa novedad -que se suma al portfolio que tiene el productor, como los créditos subsidiados en pesos o la financiación de las propias fábricas- pero enfatizaron que es todavía tibia la oferta bancaria como para impulsar la gran demanda potencial.

En efecto, con un 70-80% de tractores con más de 15 años y 70-80% de cosechadoras con más de 10 años, asoma como imperiosa la renovación del parque de maquinaria.  Y hacerlo (lo que significaría incorporar toda la nueva tecnología disponible hoy en el mercado mundial) es una necesidad estratégica para un país cuyos ingresos de divisas dependen en un 60-70% del sector agroindustrial.

“En nuestro sector se notó claramente lo que se percibe en toda la economía: que los bancos, ahora que no tienen al Estado como gran tomador de fondos, tuvieron que salir a buscar clientes ofreciendo financiamiento al sector privado. Y el campo, por estar dolarizado, fue de los primeros sectores que fueron a buscar. Pero las mejoras en el crédito bancario para la inversión en maquinaria todavía son incipientes”, sostuvo Leandro Brito Peret, director ejecutivo de Afat.

Y las quejas no vienen tanto de las tasas, sino de otras condiciones.  “Los bancos salen con líneas realmente buenas y muy competitivas durante Expoagro y Agroactiva y todos agotan los cupos de anotados. Es un gran acto de marketing publicitario que a nosotros nos beneficia. No nos quejamos. Pero el productor necesita otra cosa”, agrega. 

“No necesita promociones, necesita que las líneas estén cuando toma y madura la decisión de inversión, cuando ve la oportunidad de precio, cuándo le aparece el negocio a explotar, cuando estima que su empresa puede afrontar el crédito para invertir y no cuando se lo dictan los bancos, que lo hacen salir a las apuradas a cerrar transacciones en Expoagro”, detalla el directivo de la cámara de las empresas multinacionales.

“Debemos ir hacia un modelo como el de las concesionarias de autos, que pueden tener promociones especiales pero el financiamiento está disponible todo el año”,  concluye.

Estrategia santafesina

El Ministerio de Desarrollo Productivo de Santa Fe tomó nota del reclamo. El propio titular de la cartera, Gustavo Puccini, lo escuchó de muchos industriales nacionales en las recorridas que realiza por las plantas fabriles. Y mucho no le gustó lo que le contaron luego de que la Provincia invierta una buena cantidad de millones en subsidios de tasas durante las ferias del año pasado. 

En rigor, tampoco le cayó bien a Puccini que algunas industrias hayan subido los precios de la maquinaria en la propia Expoagro, en lo que fue un punto de debate de la feria del año pasado. 

Por eso, el ministro -que hace 15 días estuvo en Buenos Aires con ejecutivos del Bice y del Nación para cerrar acuerdos para las líneas a presentar este año (también negocia con Banco Santa Fe, Municipal de Rosario y el CFI)- está buscando que la oferta a los chacareros no se concentre sólo en las expo.

En ese sentido, el Banco Municipal ya decidió acompañar la movida y si bien presentará tres líneas de financiamiento en Expoagro, habrá dos que no serán exclusivas para el agro y con cupos que, proyectan, se podrán estirar todo el año. 

“En Expoagro vamos a presentar algunas líneas exclusivas para el sector del agro. Pero después nosotros en el año vamos a ir a buscar más acuerdos”, dijo Puccini a Rosario3. “Habrá tasas atractivas”, anticipó sobre los créditos que subsidiará la Provincia y en mercado se calcula que rondarían poco más del 20%, en pesos. Eso sí: por ahora no financiarán tasas para préstamos en dólares.

Nuevos tiempos

Lo expresado en la reunión por las multinacionales de la maquinaria agrícola está en línea con lo que ocurre en toda la economía en su relación con los bancos. 

La estabilidad macro, la baja de la inflación, la reducción del riesgo país y el superávit fiscal (que provocó que el gobierno afloje con el ritmo de endeudamiento)  logrado por el gobierno de Javier Milei generó el contexto para que los bancos vuelvan (y tengan) que salir a trabajar de bancos; esto es que busquen a quién prestarle dinero y cobrarle un interés por hacerlo. 

Fue así que durante 2024 no sólo apareció el crédito en dólares para sectores exportadores a tasas bajas, sino que sobre todo reapareció el crédito hipotecario, que lleva muchos años de ausencia en el país. 

Hilando fino, como a las industrias no les faltó crédito blando en las últimas décadas (ya que el financiamiento bancario subsidiado fue una constante), la mejora de este 2024 se sintió en los consumidores que vivieron todos las penumbras de una economía de contado a la hora de las grandes compras, como inmuebles y vehículos. No en vano se acuñó la ironía de que Argentina es el país en el que se puede comprar una plancha en 12 cuotas,  pero una casa debe ser abonada toda en efectivo y dólar billete (no cara chica).

No obstante, los cultores del vaso medio vacío pueden exponer, y con mucha razón, que las mejoras concretas todavía llegan en frasco chico al bolsillo. Sobre todo porque las tasas están muy por encima de la inflación (el costo financiero total de un personal es del 110% contra una inflación del 30%), pero también porque hay condiciones que limitan el acceso, y porque los bancos -en la práctica- van muy de a poco descongelando sus departamentos comerciales y son muy cautelosos a la hora de dar un nuevo paso que los lleve a prestar más. 

El caso de los hipotecarios atados a UVA muestra esas dos caras. Con más de 11.000 préstamos otorgados y un monto promedio de USD 75.000 por beneficiario, el mejor desempeño desde 2018, ya se siente su efecto positivo en el mercado inmobiliario. Pero no solo todavía está muy lejos de la edad de oro (como durante los años 1996-1997) sino que  durante los últimos meses se registró un aumento gradual en las tasas de interés por parte de los bancos, lo que genera incertidumbre en torno al esquema.

La securitización de estos créditos en el mercado de capitales podría ser clave para garantizar su continuidad a largo plazo, permitiendo a los bancos transferir estas carteras a fondos que puedan asumir préstamos de mayor plazo, pero no sólo que normativamente todavía falta una acomodar el esquema sino que es quién  -con un país de alta inflación- que actor institucional quiera tomar ese riesgo que los bancos se quieran sacar de encima.

No en vano, los bancos todavía son muy precavidos a la hora de otorgar hipotecarios y todavía sobrevuelan sin aterrizar en el negocio de financiar hipotecas hipotecas de bienes futuros, un instrumento que sí provocaría un aumento de la actividad de la construcción porque estarían financiando viviendas a construir en loteos o edificios. 

Y en ese contexto de que la publicidad de los bancos y las noticias de los mercados pintan una paisaje que no se ajusta a la realidad aparecen casos como el de la ¿fake news? del supuesto acuerdo entre Banco Nación y la Asociación de Concesionarias (Acara) por el cual la entidad crediticia oficial iba a financiar hasta el 100% de las compras de vehículos nuevos (sin distinción de orígen)

Bueno, no sólo que en las concesionarias ni escucharon hablar del tema (algo que suele ocurrir ya que los anuncios llevan un tiempo hasta implementarse) sino que en las últimas horas Acara salió a desmentir cualquier acuerdo con el Nación.

La viga en el propio 

 

Así y todo, los bancos todavía deben explicar porque cobran un costo financiero total del 110 por ciento por un préstamo personal mientras que pagan un 27% por un depósito a plazo fijo de un millón de pesos. Es mucha la diferencia.

Además del contexto macroeconómico, que se va ordenando pero no está normalizado, y el peso distorsivo que supone para el sector la carga fiscal (nacional, provincial y municipal) y las regulaciones laborales, también las entidades tienen una agenda de pendientes puertas adentro del sistema en general y de cada empresa en particular.

Los altos gastos fijos en estructura y personal y -en algunas entidades- el retraso en la tecnología le suman costos que le quitan competitividad a la oferta.

La cantidad de bancos operando frente a un PBI que se achica (y una economía informal que no cede) también muestra que hay margen para seguir concentrado el número de jugadores, lo que le sumaría escala y eficiencia al sistema mejorando los costos operativos y por ende las tasas que cobran.

A todo esto, y como ya se dijo, se suma que los márgenes de rentabilidad para los bancos cayeron muy fuerte cuando el Estado se retiró de la toma diarias y  masivas de fondos y la inflación empezó a ceder.

Llegamos, entonces, a un punto central del nudo. Los balances presentados ante el Banco Central muestran a bancos complicados en rentabilidad. Además, algunos privados también con cierta tensión en liquidez.

¿Cómo ajustan, entonces, la situación los bancos? Con las tasas de los préstamos personales y de la tarjetas de crédito, que triplican la inflación esperada. Y es que en el segmento de empresas no pueden subirlas porque deben competir para quedarse con las cuentas de las mejores firmas a las que le prestan a tasa neutra pero apuestan a ofrecerle otros servicios de mayor rentabilidad.

Es así que, finalmente, mientras la maquinaria agrícola se dispone a recibir la semana que viene a las ofertas de los bancos en Expoagro con los brazos abiertos (porque el crédito le impulsará las ventas) y un reclamo (que no se retiren tras la feria), en los ejecutivos financieros crece la preocupación por la perspectiva de un aumento de la tasa de política monetaria del Banco Central si los números de la inflación de febrero y marzo terminan un escalón más arriba de los de diciembre enero, como todos sus cálculos lo indican.

Delicias de la economía argentina.