David vive en Rosario y hoy tiene 38 años. Tras un largo proceso, el año pasado decidió poner su relato a disposición del Ministerio Público de la Acusación. “Quiero denunciar a mi primo por abuso sexual”, comienza la presentación legal radicada en un Centro Territorial de Denuncias (CTD), el pasado 28 de agosto para “sacarse 25 años de la espalda, dormir en paz y que C. F. vaya preso”.

Hasta hace unos meses C. F. era un subdirector de Policía con un importante cargo en la Unidad Regional de Coronda, donde se desarrolló esta historia. Hoy el uniformado se encuentra en disponibilidad e investigado por la Unidad Fiscal de Delitos Sexuales, en una causa que instruye el fiscal Matías Broggi y que avanzó sólo cuando David decidió exponer su herida abierta en los medios de comunicación.

“Los hechos que denunció sucedieron entre 1996 hasta 1999 inclusive –recordó David–. En ese momento yo vivía con mi familia en Coronda. Mis padres trabajaban por la mañana. Yo en 1996 tenía 9 años. Como el padre de C. F. estaba jubilado y su madre era ama de casa, yo iba por la mañana a su domicilio [también ubicado en Coronda] con mi hermana que es dos años mayor que yo, y mi otro primo que tenía 7 u 8 años. C. F. tenía 17 años”.

“Cuando los padres de Cristian se ausentaban del domicilio por alguna ocasión, hacíamos juegos y C. F. comenzó a poner prendas y cuando él hacía un gol yo tenía que cumplir”, comenzó la víctima el relato de su infierno.

“Al principio eran verdad o consecuencia y luego pasaron a ser que él me decía que vayamos a su habitación”, continuó, para adentrarse en el oscuro mundo del abuso infantil, que comenzó con tocamientos y no tardó en llegar al acceso carnal. 

“Yo tenía 10 años y él 18”, dijo refiriéndose a quien pronto se convertiría en efectivo policial y años después en comisario supervisor.

“Esto pasó innumerables veces, siempre en su habitación. Me hacía creer que yo era malo si cumplía, amenazaba con contarle a mi papá. Yo en ese momento no sabía lo que significaba”, dijo.

En 1999 los padres de C. F. se separaron y David dejó de cruzarse tan seguido con su primo. Pero el abuso continuó, afirmó David.

La preadolescencia trajo situaciones que pusieron a David en crisis. “Cuando yo tenía 12 años, estaba en Santa Fe jugando un torneo de fútbol con mi equipo. A las 16 mi papá debía buscarme por el club pero como ya eran las 16.15 mis profes me dijeron que directamente volviera con ellos en colectivo y con todo el equipo. Cuando llegamos en colectivo a mi casa en Coronda mis padres aún no habían llegado, entonces mis profesores me llevaron a la casa de C. y allí él estaba solo”. 

“Me angustié y comencé a llorar, C. F. me dijo que jugáramos a la PlayStation. Yo perdí, me dijo que debía cumplir la prenda, que vayamos a la habitación”, donde ocurrió otro abuso con acceso carnal. 

“Luego de 15 minutos llegaron mis padres, cuando ellos llegaron yo estaba llorando en el baño, mi primo les dijo que yo lloraba desde que había llegado porque no me habían ido a buscar”, relató David.

Pasaron 25 años. David recién pudo contarle los padecimientos a su hermana y a su mamá en agosto pasado, un día antes de radicar la denuncia en el CTD de Rosario. Su hermana le dijo que había pasado por lo mismo. Y su otro primo menor –hijo de otra hermana de la madre–, también. Ambos familiares ahora son testigos de la causa.

Debido a que dijo que los hechos ocurrieron en Coronda, de donde es oriundo, el legajo se trasladó hasta esa jurisdicción y quedó en manos del fiscal Marcelo Nessier.

Como C. F. trabajaba  en esa departamental, y en el marco de sus funciones tiene contacto con la fiscalía, en noviembre al fiscal Nessier no le quedó otra opción que derivar el legajo a la Unidad de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas) de Santa Fe.

Sin embargo, no hubo avances hasta que el caso comenzó a hacerse público. Ahora, el fiscal Matías Broggi está a cargo de la investigación.

Desde que la investigación está en manos del fiscal Broggi, David tiene expectativas renovadas: “Me entrevistaron y me trataron muy bien”. A pesar del transcurso del tiempo, espera “que se resuelva favorablemente, porque las causas de abuso no deberían prescribir jamás, porque uno lo va a tener hasta el último día de su vida en la espalda”, dijo a fines de enero al diario El Litoral.

Las últimas novedades relacionadas al caso son de febrero. A C. F. el Ministerio de Seguridad le dejó en suspenso su reciente ascenso a subdirector de Policía. Ya en enero lo habían pasado a disponibilidad.