Tras dar de baja a la fallida licitación, el gobierno nacional retomó el contacto con los principales usuarios agroindustriales de la hidrovía con miras al lanzamiento de un nuevo proceso de búsqueda de un operador privado mostrándose predispuesto a introducir nuevas condiciones en los pliegos propuestas por los empresarios.
En efecto, según averiguó Rosario3, días atrás el titular de la Agencia Nacional de Puertos, Iñaki Arreseygor, convocó a tres directivos empresarios (uno por de la Cámara de la Industria Aceitera, otro por la Cámara de Puertos Privados y otro de la Bolsa de Comercio de Rosario) a una reunión reservada en Buenos Aires para conversar sobre el nuevo proceso licitatorio.
Los representantes de la agroindustria -quienes habían apoyado el trazo grueso del proceso fallido diferenciándose de otros actores del sector privado (con pata en la política) que le tiraron con todo- llegaron al encuentro con una agenda de modificaciones al pliego original y, concluyeron tras la reunión, que Arreseygor se mostró bastante flexible a incorporar las propuestas en los futuros pliegos.
¿Por qué se fueron con la sensación de que los nuevos pliegos tendrán otras condiciones? En primer lugar, vieron al funcionario abierto a reducir el plazo de la concesión que fue fustigado por muy extenso (30 años más 30 años). ¿Apostará por 20 más 10 o 15 más 5? Se verá.
Arreseygor también se mostró abierto a sumar un pie de dragado y llegar a los 40 (en el pliego original se hablaba de profundizar a 39). También dio crédito a la necesidad de ser más precisos en detallar la obligatoriedad (en tiempo y en forma) de avanzar con mayores profundizaciones.
Durante las conversaciones Arresygor se mostró firme con la idea de no dividir la hidorvía en dos concesiones (una de dragado y otra de balizamiento) y también descartó partirla en dos (un operador para el río de la Plata y otra para el Río Paraná), pedidos que -en su momento- fueron impulsados por distintos actores (e interesados) en el negocio.
Sobre las tarifas de referencia, que las entidades empresarias habían calificado como muy altas, la cuestión quedó menos clara porque el gobierno señaló que se mantiene firme en exigir servicios de primer nivel que tiene su costo, pero no cerró la conversación cuando se pusieron la mesa la necesidad de descartar algunos costos (extra dragado) que encarecían el valor final del peaje.
Los empresarios agroindustriales se fueron tranquilos con la sentencia de que el gobierno no analiza cambiar el sistema tarifario (de secciones a tramos recorridos), lo que perjudicaría a los puertos cerealeros up river.
Otro tema, según averiguó Rosario3, es que Arreseygor coincidió con los exportadores de granos de tratar de tener todo resuelto (y licitado) en 6 meses.
Durante el encuentro, el alto funcionario avisó que en breve iniciará el llamado formal de convocatoria a distintas mesas con los actores de la hidrovía para abrir rondas de consultas (no vinculantes).
En el sector de usuarios agroindustriales (puertos y cerealeras) se mostraron optimistas por la forma en la que Arreseygor quiere intentar la nueva licitación de la hidrovía (flexible a cambios), pero nadie bajó la guardia. Todo lo contrario.
Es que no sería la primera vez que el ex subsecretario de Puertos (o cualquier funcionario de este gobierno) les promete una cosa y luego, a la hora de los hechos, la resolución vae en sentido distinto al anticipado.
Sin ir más lejos, en la malograda licitación de la hidrovía, la agroexportación se desayunó con la presentación de los pliegos cuando les habían dicho que antes de presentarlos iba a esperar recibir los aportes técnicos del sector privado, que todavía estaban en preparación (y para lo cual habían invertido una buena cantidad de dólares contratando a la consultora LatinoConsult).
Finalmente, no se le escapa a nadie del sector privado, que el gobierno tampoco tiene márgenes muy amplios para cambios radicales en los términos de la nueva concesión luego de que culpara por el fracaso del primer llamado al ex presidente Mauricio Macri y a la dragadora belga Deme sin realizar autocrítica alguna a las exigencias de los pliegos.