El reloj se acerca a las 17 de este domingo de febrero. El Coloso Marcelo Bielsa, de un momento a otro, queda abrazado por el humo rojo y negro que baja desde los cuatro costados del estadio. Newell's y Central soman por el túnel de sus respectivos vestuarios y caminando rumbo al medio para salir juntos, como manda el reglamento.

El recibimiento de los leprosos para el equipo, con banderas, tirantes y dos grandes telones, uno en cada cabecera, junto a la pirotecnia que salía desde el corazón del parque Independencia, dejó otra postal típica del partido que paraliza a la ciudad.