Un gatillero que integró la organización criminal del convicto Alan Funes fue condenado en juicio abreviado a ocho años de prisión por integrar –en calidad de miembro– una asociación ilícita y por hechos de balaceras. Se trata de Valentino Barjacoba (23), un joven de clase media que permanece detenido desde principios de 2022, cuando fue allanado en el centro de Rosario por delitos de alta lesividad y venta de drogas al menudeo. Su nombre apareció tiempo después en el mensaje que dejaron los homicidas del colectivero César Roldán, cuya muerte permanece impune.
Este jueves, ante el juez Facundo Becerra, Barjacoba se declaró responsable de haber tiroteado, en la noche del 6 de octubre de 2021, un domicilio de Oroño al 4300, vinculado con una conocida familia gitana de Rosario.
Según la investigación, el hecho fue ordenado por el recluso Alan Funes, quien, desde una celda de la cárcel de Ezeiza, le pidió a su hermana Solange que filmara el hecho y confeccionara una nota con un mensaje amenazante.
Dos días después, Barjacoba e Iván “Lolo” Gutiérrez, otro soldadito de los Funes, volvieron a balear un domicilio en la misma cuadra. La operación estuvo supervisada por Jorgelina “Chipi” Selerpe (pareja de Alan Funes) y Solange, cuyo celular fue secuestrado tiempo después y resultó ser un catálogo de actividades criminales.
También fue condenado por la portación conjunta de una pistola calibre 7.65 milímetros, que la Policía le secuestró en la noche del 17 de enero de 2022 en Servando Gallegos al 1300, en el barrio La Antena, tras una persecución que comenzó en la zona más residencial de Fisherton, donde Barjacoba había ido “a robar” como piloto una Honda Wave sin patente, según surgió de conversaciones recuperadas de un celular.
En su momento, por este hecho de portación, Barjacoba había recuperado la libertad bajo fianza por no registrar antecedentes penales.
Sin embargo, del análisis de teléfonos en el marco de la causa seguida a Alan Funes y de las tareas de campo de la Agencia de Investigación Criminal, surgió luego que integraba la organización en calidad de brazo armado o sicario.
Hijo de una docente universitaria, Barjacoba, que se muestra devoto de San la Muerte, vivió y se crió en el centro de Rosario, a diferencia de la mayoría de los integrantes de la banda investigada, que provienen de barrios periféricos e integran familias estragadas por la pobreza y la marginalidad.
El personal de la AIC lo detuvo el 23 de marzo de 2022, en el hall de un edificio ubicado en Dorrego y San Juan.
Ese allanamiento céntrico fue parte de una redada a pedido de la fiscal Valeria Haurigot, que investigó al recluso Alan Funes por liderar desde su celda una red criminal que estuvo involucrada en varios hechos de sangre y balaceras en aquel violento 2021.
En esa propiedad, Valentino ocupaba el piso 10, que se había convertido en un aguantadero, según recordó un detective en diálogo con este diario. Esa noche también fue detenido allí Lucas S., quien tenía en su poder una mochila con piedras de cocaína y bochones de marihuana para la venta.
La tenencia de la droga le valió a Barjacoba una condena de seis años dictada en juicio abreviado ante el Tribunal Oral Federal Nº3.
Otro detalle opaco de la vida de Barjacoba es que el celular que utilizaba estaba a nombre de Lucía Carpanetto, una joven que fue ejecutada de un tiro en diciembre de 2022 en una calle oscura del sur rosarino.
Carpanetto pertenecía también a una familia de clase media y vivía en el centro de Rosario. Según los investigadores, atravesaba problemas de salud mental y consumo problemático de drogas. El caso solo tiene un sospechoso detenido: un soldadito al que, según la investigación, le pagaron para matar a Lucía.
La incursión criminal del pandillero de clase media tomó ribetes gravísimos con el crimen del chofer César Roldán, quien fue acribillado por azar el 2 de diciembre de 2023 en Eva Perón y Cullen.
En el interno 116, que manejaba la víctima, apareció un mensaje destinado a Barjacoba, a quien nombraron con el apellido de su madre.
"Valen Paris, dejá de hacerte cuidar con la policía (...) Te vamos a matar hasta el perro. Esto recién empieza, el que avisa no traiciona. Gato de los Funes", decía la misiva que apareció junto al cuerpo del trabajador.
La única hipótesis del caso, que permanece impune, refiere a un conflicto en la cárcel de Piñero entre Barjacoba y otro recluso ligado a la narcocriminalidad, cuyo eje sería una mujer. El mensaje que dejaron junto al cuerpo del colectivero fue interpretado como una manera de “aplicarle mafia” a Barjacoba, cuya familia ya había recibido mensajes intimidantes.
Este jueves, el juez Facundo Becerra dio el visto bueno al acuerdo presentado por el fiscal Pablo Socca y el defensor Mariano Buffarini. Barjacoba fue condenado a ocho años de prisión por ser miembro de una asociación ilícita, portación de arma y dos amenazas calificadas con distintos agravantes. La pena se unificó en 11 años.