El pasado 10 de febrero, una médica obstetra comenzó a ser juzgada por homicidio culposo y lesiones gravísimas, en el marco de dos casos en los que mujeres asistidas por la profesional imputada optaron por dar a luz en sus domicilios y sufrieron complicaciones. Una de las pacientes falleció tras ser trasladada de urgencia a un hospital de Rosario en pleno trabajo de parto. La otra debió ser sometida a una histerectomía. En ambos casos, los bebés murieron. Apenas difundida la información, surgieron muchas preguntas en torno al tema.

A fin de brindar respuestas, Rosario3 consultó a la médica obstetra Estefanía Solís, que cuenta con 15 años de experiencia en parto respetado en distintos efectores de salud públicos y privados de la ciudad. Empezó a capacitarse en esta modalidad a partir de la sanción, en el año 2004, de la ley 25.929, y de la solicitud de las familias que llegaban a la institución en la que trabajaba y pedían otro tipo de asistencia en el parto. Cursó un posgrado en Parto en Movimiento y en Psicología Perinatal. Es docente de Posgrado en Tocoginecología (UNR) y fue Jefa de Servicio del Hospital Roque Sáenz Peña, de 2012 a 2022. Actualmente, cursa un Posgrado Bioemoción (UNR) para ampliar la perspectiva de Salud Integral General y en Nacimientos.

¿A qué llamamos "parto respetado"?

 

La Ley 25.929 de parto respetado abarca tanto a la madre como a su acompañante y al bebé por nacer. Cuando hablamos de parto respetado o nacimiento respetado contemplado hablamos del que puede desarrollarse tanto por vía vaginal o por cesárea. El propósito que tiene es que madre y bebé estén en perfectas condiciones, una vez culminado el nacimiento, y que la experiencia de parto y el recuerdo a futuro, sean positivos para la familia.

Para que esto suceda, tanto la madre como su familia debe informarse durante los controles prenatales, a lo largo del embarazo, para que puedan sacarse todas las dudas que tengan acerca de cómo será el nacimiento. Además, la madre tiene que conocer sus derechos a la hora de tener su parto o su cesárea.

Entre los derechos incluidos, se destacan: derecho a estar acompañada durante todo el trabajo de parto, incluso en la cesárea, dentro del quirófano; derecho de tener su parto en la posición que ella elija. Esto significa que puede parir sentada, acostada, parada y que no existe una única posición como es el cásico sillón de partos; derecho a que, durante el trabajo de parto, le informen acerca de todas las intervenciones que le vayan a realizar. Por ejemplo, si se va a aplicar anestesia peridural, deben informarse a la madre las razones de ese procedimiento; no se pueden realizar prácticas de rutina, como se hacía antes, a todas las mujeres por igual: se les aplicaba un suero, se les rompía la bolsa, se les practicaba la episiotomía, sino que hay que tratar a cada persona de manera individual y realizando las prácticas que sean necesarias y justificadas.

Durante el trabajo de parto, debe respetarse la intimidad de esa familia y la libertad de movimiento de la mujer que le ayuda a atravesar las contracciones y el dolor. Hasta hace unos veinte años, se les indicaba que debían permanecer acostadas y se les impedía caminar. Y una vez que se produce el nacimiento, también se deben respetar los derechos del bebé: a no ser separado de su madre, a tener contacto "piel con piel" con ella, y si no puede hacer ese contacto con la mamá, porque la situación del posparto o de la cesárea se complica para la madre, también puede hacer el contacto "piel con piel" con la persona acompañante que esté en ese momento. Ese contacto con la mamá se produce hasta que deja de latir el cordón umbilical y ayuda al bebé en la termorregulación de su temperatura corporal, la lactancia, el vínculo y apego con su madre y la adaptación con el mundo exterior.

Para que esto se respete y se cumpla no se necesita una infraestructura especial o condiciones edilicias especiales, sino, simplemente, un trato humanitario y buena predisposición por parte del sistema de salud.

Volviendo a la comparación: veinte años atrás, los bebés eran entregados al pediatra o al neonatólogo, quien muchas veces lo llevaba lejos de la vista de su madre. Para que esto se respete y se cumpla, no se necesita una infraestructura o condiciones edilicias especiales, sino, simplemente, un trato humanitario y buena predisposición por parte del sistema de salud. Se necesita voluntad y convencimiento por parte de los profesionales, de que es la mejor manera de llevar el parto adelante.

¿Cómo se informa a las mujeres acerca del parto respetado?

 

Todos los años, durante el mes de mayo, hay una Semana del parto respetado y nacimiento humanizado. Es una semana en la que se realizan diversas actividades a nivel mundial, con el fin de informar a la madre y a su acompañante de los derechos que tiene en relación con su futuro parto.

Cada año hay un lema específico, pero lo más recomendable es ir a la ley 25.929 y leerla directamente. Es fácil de entender.

También hay una Guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tiene un Manual de usuario con normas para la atención de un trabajo de parto humanizado.

Esa es la mejor fuente para acceder a información clara, precisa y correcta y evitar confusiones sobre el tema. A partir de allí, también son importantes las preguntas que la futura madre necesite ir haciendo a su obstetra, a lo largo del proceso de gestación.

Un parto realizado en una institución puede ser respetado o no y lo mismo ocurre con un parto en domicilio: puede ser respetado o no.

¿Qué vinculación existe entre "parto respetado" y "parto domiciliario"?

 

No existe vinculación entre un parto domiciliario y un parto respetado. Un parto llevado a cabo en una institución puede ser respetado o no y lo mismo ocurre con un parto en domicilio: puede ser respetado o no. Entre 95% y 97% de los partos se realizan en instituciones. Con respecto al parto en domicilio, se trata de un porcentaje bajo (menos de 5%).

En otros lugares del mundo, hay casas de parto aptas para ese momento, y están ubicadas al lado de las instituciones, de modo que si surge una complicación, se traslada rápidamente a la madre a la institución que cuenta con un quirófano. También hay países en los que, durante el parto domiciliario, la familia cuenta con una ambulancia en espera para poder realizar el traslado lo antes posible, ante un eventual inconveniente.

En el caso de los partos domiciliarios, tienen que ser planificados, en el marco de embarazos de bajo riesgo. Para que se admita esa opción, no puede haber ningún antecedente que complique la situación: hipertensión o diabetes en la madre, por ejemplo. Tampoco patologías del embarazo. Y se debe contar con asistencia capacitada.

¿Por qué suelen confundirse, en la opinión pública, ambos conceptos (parto respetado y parto domiciliario)?

 

A veces, ambos términos se confunden porque cuando empezaron a difundirse estos estudios sobre parto respetado, a partir de documentos de la OMS en los que se explicaba por qué se debía cambiar el paradigma de la asistencia de los partos, se mencionaba que el objetivo era disminuir la morbimortalidad y mejorar la calidad de atención en los partos institucionalizados.

En ese momento, eran muy pocas las personas que podían acceder a la información, y aun estando informadas, cuando iban a las instituciones, estas no estaban preparadas para asistir un parto de esta manera o no cumplían lo que se describía en los documentos.

También suelen llevar a confusión las miradas muy extremas o fundamentalistas que llevan a creer que solo un parto en domicilio es un parto respetado y claramente no es así. Incluso, hay personas que suelen creer que solamente el parto vaginal es un parto respetado y tampoco es así. Lo importante es que se respeten los derechos que establece la ley.

El pionero en aplicar el parto respetado en Rosario fue el Hospital Roque Sáenz Peña.

¿Cómo fue la implementación del parto respetado en las maternidades de Rosario?

 

En la ciudad de Rosario, recién alrededor de 2010, el parto respetado empezó a implementarse en el sector público. El pionero fue el hospital Roque Sáenz Peña. En el resto de los hospitales, la implementación fue posterior. En los efectores públicos, todavía falta mucho por hacer, y a nivel privado, depende bastante de la institución y mucho del obstetra y de la información que maneje la familia.

Si la institución tiene una bañera para parto en agua, se puede agregar como un elemento útil para analgesia materna (calmar el dolor de manera no farmacológica); pero ese es solo un detalle que puede utilizarse o no, según cada situación. No es obligatorio emplearlo en todos los casos y, además, es una cuestión sutil que no puede suplir lo importante.

¿Cómo inciden las limitaciones de obras sociales y hospitales en la posibilidad de acceder a un parto respetado?

 

Sancionada la ley, el derecho está reconocido y las familias pueden solicitar la asistencia. Después, están las limitaciones que tiene cada institución. Hay efectores en los que se puede realizar el trabajo de parto y el parto en un mismo lugar (que es lo ideal) y otras en las que hay que pasar obligatoriamente a la sala de parto, por el tipo de instalaciones con que cuentan.

¿Cuáles son las falencias sobre las cuales hay que seguir trabajando en el parto respetado?

 

Mi visión es muy optimista y creo que se ha avanzado mucho desde el año 2004 hasta hoy; pero una cosa es la ciudad de Rosario o Buenos Aires y otra es el interior del país, donde hay mucha menos información y menos acceso a este tipo de asistencia de salud fuera de las principales ciudades.

A nivel nacional, todavía hay mucho por hacer. Este cambio de paradigma apunta a crear una sociedad más humanitaria y más amorosa, para lo cual el nacimiento es el inicio.