Un bróker de seguros asoma, según una investigación de la Fiscalía Federal de Rosario, como uno de los responsables del cargamento de cocaína valuado en 250 mil dólares que tenía como destino a Rosario y que la Policía Federal secuestró hace 10 días en San Pedro. El joven investigado se encuentra preso en la cárcel de Coronda desde hace casi tres años por otra causa de drogas de mucho menor envergadura, que ahora pone en evidencia un crecimiento exponencial desde el encierro.

Agustín De la Encina tuvo un allanamiento en su celda de la cárcel de Coronda –está alojado en ese penal provincial pese a ser un preso federal– en el marco del operativo Jackpot de la División Antidrogas de la Policía Federal, bautizado así por el número 777 que apareció en los envoltorios y sellos de los 30 panes incautados de la droga el 1º de julio en territorio bonaerense. El número, según un diccionario de jerga compilado por la DEA, también refiere a la cocaína, así como el más popularizado 420 se usa para referirse a la marihuana.

A mediados de 2023, De la Encina pasaba sus días en la cárcel de Coronda procesado por una causa menor de tráfico de drogas. Lo habían detenido a fines de 2021 con 700 gramos de cocaína en un departamento de Pellegrini y Laprida, frente a la Plaza López. Según escuchas judicializadas, “ponía la papota” para comprar privilegios dentro del penal, donde estudia Derecho. Su rubro legal, antes de caer preso, era la asesoría de seguros.

Pero en octubre de 2023 la situación procesal de este ignoto jugador del narcomenudeo del centro rosarino se tornó más oscura.

Una investigación del entonces fiscal de Homicidios de Rosario Gastón Ávila lo ubicó como el instigador de un intento de asesinato cometido en marzo de ese año. La causa expuso una trama de venta de drogas con actores de clase media acomodada.

La mujer a matar se llama Maia, quien recibió cuatro tiros en la noche del 30 de marzo por parte de dos matones que la citaron al lado de un montel en la ruta 34. Maia sobrevivió, pero recién pudo declarar cinco meses después. Su testimonio, junto con otros de testigos (algunos reservados), e impactos de antenas telefónicas, apuntaron al preso De la Encina.

En la noche que le dispararon, la mujer se había acercado al motel porque, según la causa, le habían prometido 100 mil pesos y un frasco de cogollos de marihuana como parte de pago de los 3.800 dólares que el dealer del centro le debía.

“Agustín sigue vendiendo desde la cárcel y estudia derecho. El kilo de cocaína lo iban a comprar a medias, no sabe a quién, sólo que tenían que pasar la frontera y no llegó. Maia empezó a reclamar plata y allí fue cuando recibió los primeros disparos”, dijo un testigo de la causa por tentativa de homicidio hace un año.

Esos “primeros disparos” fueron en el marco de un ataque previo al intento de asesinato, el 25 de marzo, que la mujer no denunció. Le habían disparado en Cochabamba y Liniers cuando paseaba a su perro, y la pudo contar sólo por la mala puntería de los tiradores.

Lo cierto es que De la Encina fue acusado de haber contratado a los dos tiratiros desde su lugar de detención para que le tiendan una trampa mortal a Maia. El pasado 6 de octubre la jueza Verónica Lamas González le dictó prisión preventiva sin plazos y así, acaso, le frustró una salida en el mediano plazo.

Ahora el nombre de Agustín volvió a aparecer en un expediente federal por la cocaína del 777 incautada en San Pedro. Esta vez, en una cantidad ahora mucho mayor a la de aquella vez en la Plaza López.

Según los escasos datos que trascendieron, los federales venían investigando una línea que surgió con el secuestro –aleatorio– de 10 kilos de cocaína el pasado 3 de diciembre. 

La droga viajaba en un taxi dentro de una caja que llevaban los dos pasajeros –un chico de 18 años y una joven de 29– que incomodaron al chofer. El tachero accionó el botón de pánico y la policía lo socorrió en Alsina y Ocampo, frustrando así el transporte de la droga. Los detenidos, quedó claro desde el principio, eran dos personas de bajos recursos que sólo oficiaban de transportistas.

Por razones aún no develadas, el procedimiento callejero abrió pistas que condujeron a De la Lencina y a una mujer que, según los investigadores, sería la “encargada extramuros” de los negocios de este joven de 26 años: Ayelén Alarcón fue allanada por la PFA en su departamento de Silva y Del Valle Ibarlucea, en pleno Arroyito.

La banda, de acuerdo con los investigadores, está integrada además por los hermanos Misael (31) y Fernando R. (30), ambos empleados del rubro tachero. Los dos hombres llevaban el cargamento de cocaína y fueron detenidos en el bar de la YPF de San Pedro en la madrugada del 1º de julio.