En principio, se podría decir que no los une el amor sino el espanto. Los primeros años de vida no fueron nada fácil para ninguno: arrastran una infancia de bullying y maltrato. En la biografía que escribió Walter Isaacson sobre el magnate, recogió esta declaración: "Mi padre me sometió a una pura tortura psicológica". En tanto, Javier Milei, vivió en un entorno similar, que se prolongó al menos hasta el tiempo en el que ingresó a la universidad. Contó sobre su progenitor en alguna entrevista: “Siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre, que iba a ser un inútil”.

Estas situaciones traumáticas de la infancia, no marcaron el destino, pero forjaron la personalidad de ambos líderes. Elon Musk se mudo de su Sudáfrica natal a Canadá donde cursó los estudios universitarios. Luego, se trasladó a Estados Unidos donde reside actualmente. Se casó y divorció tres veces y un total de 11 hijos. En tanto, Javier Milei vivió siempre en Argentina, es soltero, sin hijos, con pocos amigos y acaba de anunciar que terminó con su novia. 

Si hay algo que sobresale en ambas personalidades es que, una vez en lugares de poder, todo gira hacia la centralidad de su figura. El proceso de toma de decisiones lo ejercen unilateralmente y está dominado muchas veces por asuntos muy personales. Uno fue electo con voto popular, debe decidir sobre cuestiones muy diversas y maneja los destinos de un país. El otro, administra diferentes empresas privadas y debe escoger hacia donde enfoca sus inversiones. 

Por ejemplo, Milei decidió que su afinidad personal por Estados Unidos e Israel marcarían la política exterior de Argentina, sin medir costos, beneficios y consecuencias. Tampoco tuvo en cuenta las tradiciones de la diplomacia y la línea que usualmente el país suele seguir en determinados temas. En tanto Musk, prefirió desarrollar satélites, autos eléctricos y adquirir Twitter. Su idea de transportar seres humanos a Marte y establecer allí ciudades autónomas tiene que ver con que si ocurre algo terrible en la Tierra -declaró- ya sea inducido por el ser humano o por causas naturales "queremos tener un seguro de vida para la vida en su conjunto”.

Hace un buen tiempo que el empresario busca afianzar su influencia y prestigio social a través de la creación de vínculos con líderes políticos. Pero apenas si los puede sostener. Ha pasado de apoyar a Hillary Clinton como contrincante de Donald Trump, a acercarse a éste una vez en el poder. Aunque no es una relación para nada estable, al punto que Musk avaló a Biden en 2020. Sin embargo, ya no lo hace porque se siente decepcionado y prefiere a alguien “sensato y centrista” para 2025. Trump aprovechó y le pidió financiamiento para esta nueva campaña,pero no se lo otorgó. 

Es en este contexto que Elon Musk ha encontrado en Javier Milei a un compatriota ideológico pleno. La descripción de Gerardo Werthein a la prensa argentina sobre el encuentro lo menciona: “Era como si se hubiesen juntado dos almas gemelas, coincidían en todos los puntos que tocaban pero cada uno le agregaba su mirada, que los convierte en personas distintas cada una en su categoría". Esos puntos en común no son, ni más ni menos, que las ideas del conservadurismo y del anti progresismo más duro. 

Aunque el principal interés que une a ambos es uno sólo: “menos Estado”, en Elon Musk por interés económico y en Javier Milei por simple convicción. La planta de mil hectáreas y 20 mil empleados que visitó el presidente argentino fue trasladada desde Palo Alto (California) a Austin (Texas) durante la pandemia. Con la venia del entonces presidente Trump, Musk llegó a calificar de “fascistas” y “encarcelamiento forzado” las órdenes de confinamiento adoptadas por las autoridades californianas. 

Pero hay algo más que la búsqueda de libertad. Lo que lleva a Elon Musk a movilizarse y dejar atrás 20 años de vida en la meca progresista, y en uno de los bastiones del Partido Demócrata en Estados Unidos, es la baja carga tributaria que exige Texas. Y en esas se encontraba el multimillonario cuando, en este lado del mundo, apareció quien hoy se autoproclama como “el primer presidente liberal libertario de la historia de la humanidad”. Milei no paraba de repetir que el Estado no debería existir y que la libertad de los seres humanos debería ser absoluta. Musk quedó fascinado.

La conexión entre ambos facilitó la llegada inmediata a Argentina de Starlink, la empresa de Internet satelital del multimillonario. Y luego del encuentro de este viernes empezaron a correr las especulaciones. ¿Querrá Elon instalar una planta de baterías de litio en Argentina? ¿O sólo extraer el mineral? ¿Y la terminal automotriz de última generación para los automóviles Tesla? ¿Tendrá intenciones de instalarla en estas tierras? ¿O será solamente el desembarco directo de la marca para empezar a vender sus modelos? ¿Habrá algo más que todo esto y nadie sabe?

Las posibilidades son infinitas. Se trata de Elon Musk y Javier Milei. ¿Un amor para toda la vida?