Detrás de los galpones de la estación ferroviaria Central Córdoba de Rosario, algo camuflada con la vegetación creciente y la basura pero imposible de ocultar por sus dimensiones, persiste una extraña y vieja estructura que no es ni una locomotora ni un vagón.
Enclavada en el Parque Yrigoyen, impacta su armatoste de hierro sólido y oxidado, sus engranajes desnudos, un gancho que se estira hacia adelante y cae sobre un segundo bloque, complementario. Las marcas de otro siglo, como la placa de la firma “John H. Wilson” de Liverpool, Inglaterra, se cruzan con las inscripciones en aerosol de esta era. “Yo nunca me imaginé regresar a mi tiempo de niño”, confesó alguien entre dibujos alucinados y otro más terrenal solo escribió: “Birra”.
Rolando Maggi, referente de Amigos del Riel, reveló el enigma: “Es un guinche ferroviario que tiene la particularidad de ser manual, no tiene motor. No hay otro igual en la región y es una rareza que haya terminado acá”.
"El artefacto quedó en un desvío de la estación que no tiene cambio de vía y no se puede transportar rodando. Era operado por la fuerza humana mediante unas manijas o grandes volantes que permitían realizar el movimiento de carga y descarga", afirmó sobre el ejemplar que se puede recorrer en la fotogalería de Rosario3.
Maggi contó que ese equipo llegó desde Salto, provincia de Buenos Aires, a fines de la década de 1990. Pero ese tampoco era su lugar de origen. Había sido comprado para el Ferrocarril Midland (FCM) a principios del siglo pasado. Eso explica las marcas que aún persisten en el esqueleto que mira hacia el estadio charrúa de Tablada.
“Cuando desmontamos algunas tapas para que no se las robaran vimos que tenía la sigla FCM”, recordó Maggi y siguió: “El guinche estaba en Salto y es anterior al Ferrocarril General Belgrano, cuando se hizo la nacionalización y la unificación de todas las empresas de trocha angosta o métrica”.
“El Midland era de trocha angosta y por eso ese equipo y otros fueron para Salto cuando todo se unificó. Más tarde se envió material en desuso a la estación Sorrento de Rosario, como para sacar a remate o chatarra. Pero ese guinche no fue a ese lugar sino que se llevó a Central Córdoba”, amplió.
Para el amante del universo ferroviario, la máquina es una “reliquia” casi única. Estaba sobre unas vías detrás de la estación sobre 27 de Febrero y Juan Manuel de Rosas. En un momento la corrieron a un desvío y tanto el cuerpo del guinche como el vagón que hace de caballete para apoyar la pluma de la grúa cayeron en el olvido. Pero no de todos.
“Es un vehículo muy importante, rústico porque es todo manual y no tiene motor. En la región no hay otro y no deben quedar muchos en el país”, dijo Maggi y señaló las gestiones para rescatar esa estructura.
“Se talaron los árboles –detalló– y se limpió el lugar para sacarlo, ponerlo a resguardo para restaurarlo y exhibirlo, porque sería una gran pieza de las muchas que tenemos para hacer un museo pero a nadie le interesa mucho. Eso no se concretó y al poco tiempo volvieron a crecer los árboles y llenarse de basura”.
La deuda del museo como trasfondo
Al lado del “Bosque de autóctonos” del parque Yrigoyen, entre los restos de un fogón, resortes de una vieja cama, sábanas y ropa mojada, una petaca de whisky Derna “bebida espirituosa”, que quizás bebió el autor del pedido desconsolado “Chispi cosita volvé” escrito sobre el cuello largo de la grúa, el viejo equipo ferroviario espera su momento.
“Es un guinche más que centenario”, estimó Maggi, porque Midland se desarrolló entre 1908 y 1911. Se utilizaba para levantar una carga del piso o de un vagón y cargarla en otro, sobre todo si terminaba una vía de trocha ancha y debía empalmar el viaje en una media o angosta. Eso se daba también entre los viejos ferrocarriles Belgrano y Mitre sobre las vías de Carriego, zona oeste de Rosario, por ejemplo.
El guinche camuflado, a la derecha de la imagen (Foto: Alan Monzón/Rosario3).
El equipo fabricado en Londres por “Wilson Engineers” sufrió algunos destrozos pero las placas fueron soldadas y las tapas originales desmontadas y guardadas en la sede de la Asociación Rosarina Amigos del Riel en la estación de 27 Febrero 599 (que abre sus puertas los sábados para interesados).
El referente local aclaró que para repararlo es necesario contar con un predio cercado sino queda expuesto al "vandalismo extremo que llegó a prender fuego un coche restaurante y un coche dormitorio de metal con el interior de madera y ambos se perdieron para siempre".
"También –siguió– un furgón postal que estaba listo para salir a la vía pero personas se metieron a vivir adentro y también lo prendieron fuego. Así se destruyeron tres grandes unidades, con una inversión de miles de dólares y horas hombre de trabajo. Por eso insistimos en que la única manera de cuidar este patrimonio es crear el Museo Ferroviario de Rosario”.
Imágenes de los equipos de la fábrica inglesa (Fuente: horizonteferroviario.blogspot.com).
“Se puede reconstruir y hasta ponerlo operativo porque la mecánica es toda manual”, insistió Maggi. "Es una unidad singular, hay pocas en Argentina y en el mundo, porque todo lo que era manual o a fuerza humana fue desechado por la motorización, primero con vapor y luego con diesel. Restaurar esta pieza, ponerla en valor y exhibirla con su contexto significa que las generaciones futuras podrán reconocer cómo se trabajaba en aquella época", describió.
"Nuestra Asociación cree –completó– que este es un ejemplo más de la falta que le hace Rosario la concreción de un museo. Desde 1996 está esa deuda porque no se quiere hacer pese a estar la ordenanza aprobada (y refrendada por el intendente Hermes Binner en 1997). Sino, estos bienes corren el riesgo de deteriorarse y perderse. Ya hemos sufrido mucha pérdida de material importante".
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