Entre la narrativa y la poesía, Leila Sucari navega con música e imágenes cada uno de sus textos. Casi perra, su tercera y última novela se lee como una melodía. Es la historia de una mujer que, tras separarse, comienza un viaje y poco a poco se va despojando de su humanidad.
Ganadora del Fondo Nacional de las Artes en 2016, y autora de otras dos novelas Adentro tampoco hay luz (2017) y Fugaz (2019) y dos libros de poemas, Baldío (2020) y Caballos de Mar (2022), Sucari ya fue tema de conversación del Club de Lectura por su trabajo como editora del primer libro del periodista Matías Fernández Burzaco, Formas propias (2021).
A cada frase le busca el ritmo. No le preocupa el principio, nudo y desenlace. Lo importante son los sonidos. “En la poesía está el hueso de la escritura”, asegura. Y para Leila, poesía es Cristina Peri Rossi.
Escribir por oficio y "entrar" al texto
Dos caras de lo mismo
La maternidad, el cuerpo y el erotismo
Cinco autores y dos libros
Profesado su amor por Peri Rossi y Clarice Lispector, Sucari recomendó, sobre maternidad, El devorador de calabazas, de Penélope Mortimer; y sobre amor, La pasión, de Annie Ernaux y Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes.
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