El presidente Javier Milei y el gobernador Maximiliano Pullaro eligieron una innovación interreligiosa en sus respectivas asunciones hace una semana. Ambos son devotos de la fe más allá de sus credos. El intendente Pablo Javkin también viene participando de celebraciones de ese tenor junto a su equipo. En la ciudad funciona una mesa en el ámbito de la Universidad pública donde se sientan representantes de las diferentes religiones. Frente al complejo escenario económico y de inseguridad del país y la ciudad, Rosario3 reunió al arzobispo de la Iglesia Católica de Rosario, a un pastor evangélico, al rabino de la Asociación Israelita de Beneficiencia Kehilá y a un creyente de la religión islámica para hablar sobre la fe de los líderes políticos, la realidad social, la inseguridad, los jóvenes y hasta hubo un mensaje para los lectores de cada uno de ellos.

Del encuentro participaron monseñor Eduardo Martín, hoy también presidente de la comisión de Educación Católica de la Conferencia Episcopal Argentina; el pastor David Sensini, de la iglesia El Redil de Cristo; el rabino Pablo Iugt, además vicepresidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana; y Daniel Genaro Merchán, quien si bien no tiene representación institucional se considera un creyente y amante del estilo de la vida musulmana y participa de la mesa interreligiosa en San Lorenzo.

-¿La cuestión de la fe y las celebraciones interreligiosas son un fenómeno que han vuelto a resurgir?

-Pablo Iugt (PI): Rosario es un ejemplo a nivel país de lo que es diálogo interreligioso. Por un lado, desde hace unos 13 años funciona en un marco laico la mesa interreligiosa por el bien común que pertenece a la Universidad. Y por otro, desde 2019 en todos los actos oficiales hay una innovación religiosa, además de la de la Iglesia Católica oficial, donde el resto de los credos va rotando y puede dar su propio mensaje. Lo que sucedió el último domingo para nosotros no es ninguna novedad.

-Pero no les llamó la atención...

-Eduardo Martín (EM): Sí, claro. Creo que se le prestó más importancia. Es que está volviendo con mucha más fuerza el fenómeno religioso que la modernidad había desplazado a algo marginal.

-David Sensini (DS): Creo que con la aparición del Humanismo hay gobiernos que tienen un poco más de corazón. Es que las iglesias llegan a lugares que el Estado no llega. Hoy por ejemplo estamos brindando asistencia dentro de las cárceles y en los barrios. Ya pasamos a ser una necesidad. Esta mesa del diálogo no presenta conflictos y es la mejor manera de traerle paz a la sociedad y nos sentimos honrados que nos pidan la bendición.

-EM: La convivencia pacífica de los distintos credos es la fortaleza de nuestro país.

-Daniel Merchán (DM): En este momento, la religión refuerza el ideal de familia que se estaba perdiendo y la familia, núcleo de la sociedad. está viviendo una necesidad espiritual. La disolución de las familias lleva a la disolución de la sociedad. El corazón de la sociedad es la familia y cada uno tiene su corazón. Y en ese corazón está Dios.

Monseñor Martin y el rabino Iugt. (Foto: Ana Isla / Rosario3)

-Los líderes a lo largo de la Historia siempre estuvieron vinculados a la religión, ¿ahora vuelve a ser más visible?

-EM: En las situaciones de crisis descubrimos nuestra finitud, nuestra verdadera capacidad. No es así cuando somos autónomos y nos damos la ley a nosotros mismos. Cuando somos heterónomos no entendemos lo que dice la letra de la chacarera: “A la vida nos las han prestao y tengo que devolverla, cuando el creador me llama para la entrega”.

En situaciones de crisis social, o de enfermedad previa a la muerte, surgen las preguntas más profundas y es ahí donde el ser humano se abre a Dios. En la bonanza somos infalibles y nos creemos Dios. Con la pandemia, también sucedió lo mismo: no sabíamos si mañana íbamos a estar. Como dicen las Sagradas Escrituras, “no digas sólo hasta mañana”, di “hasta mañana si Dios quiere”. y hasta eso hemos perdido.

Ninguno de nosotro. sabe de nuestra existencia en el instante que viene. Y así surge la conversión a Dios, el asunto es mantener esa dependencia de Dios. De lo contrario voy a adorar a otras cosas, a ídolos o falsos dioses que prometen y que te agarran y no te sueltan como el pescado con el anzuelo que está envuelto con una carnada. Lo mismo sucede con el Mal, se presenta apetitoso al gusto y agradable a la vista, y después no puedes soltarlo.

-¿Hay un aumento de la demanda de asistencia espiritual y social por parte de la sociedad rosarina?

-EM: Por estos días estamos en situación de emergencia que nos llama a la solidaridad y a la dimensión espiritual también. El fenómeno de Leda (Bergonzi) -que llama la atención por la cantidad de gente necesitada, enferma o en soledad que busca en la fe una respuesta-demuestra que en definitiva un ser humano es un ser religioso. No podemos vivir sin Dios, no podemos vivir sin adorar y arrodillarnos. A veces uno adora al poder del dinero, a los poderosos o los placeres. No se puede vivir sin adorar o sin arrodillarse. La voluntad religiosa, la apertura al Disterio es fundamental

-PI: Históricamente en momentos de crisis social y económica, existencial, vital como nos han tocado pasar, el ser humano tiene la necesidad de aferrarse a algo. Y ese algo va desde la faceta espiritual hasta lo que uno quiera llamar. Las épocas donde la gente más concurre al culto son en las épocas de crisis buscando alguna respuesta.

-DS: La fe no puede ser reemplazada por nada y cuando lo han intentado les ha ido mal. Nosotros hoy tenemos pabellones evangélicos en las cárceles que están superpoblados de personas que buscan salidas de su vida y de las adicciones. Las iglesias están llenas de gente en busca de una antorcha de salida. Vemos ese fenómeno y lo más importante es que la sociedad no enfríe el amor y dar una oportunidad a los que se equivocaron, a los que padecen problemas de adicciones, a los que se quieren suicidar, y otros temas muy complejos.

Foto: Ana Isla / Rosario3.

-¿Cómo ven el fenómeno de la inseguridad?

-PI: Los dos atentados en los años noventa (a la embajada de Israel y a la sede de la Amia) modificaron nuestra rutina y vida cotidiana. La inseguridad nos golpea y tenemos que estar alertas y preparados. En cuanto a la inseguridad, creo que tiene que ver con el tiempo y la falta de valores que aprendíamos de nuestra familia y hemos perdido. Muchos chicos no tienen valores y pasa todo lo que pasa porque se perdió el respeto a la vida, al prójimo, al adulto mayor. Cada uno de nuestros credos, si algo que tienen en común, son los valores.

-DN: En San Lorenzo tenemos la Aduana de mayor facturación y eso se ve en la ciudad, pero como contraste tenemos falta de valores. La función de un camino espiritual es volver a esos valores. La defensa contra la violencia tiene que ver con recuperar el vínculo con Dios y aquellos que no creen en Dios recuperar el vínculo con tu parte más sagrada. Cuando veo alguien violento es porque su parte sagrada está dañada por eso hay que restaurarla y vincularla con el amor, la luz y la vida.

-¿Cómo ven a los jóvenes?

-DS: Los jóvenes tienen que consultar  y aceptar la ayuda de la experiencia. La experiencia necesita la juventud y la juventud necesita la experiencia. No podemos pensar que lo sabemos todo. Y es el mensaje que hay que dejarles.

-PI: No tenemos la más mínima idea de lo que piensan los jóvenes porque viven una dimensión paralela. Y pasó en estas últimas elecciones cuando un candidato le habló de la forma que hablan los jóvenes y terminó siendo electo presidente. Es todo un desafío aprender a hablar un idioma distinto al que fuimos educados. Hay que aprender a bajar el mensaje a un joven para que le llegue porque si lo hacemos como lo hacemos en un culto o servicio religioso no podremos llegarle.

-DN: Es que no sabemos qué piensan los jóvenes porque no sabemos escucharlos. El ejemplo tiene que venir de los grandes en cómo los escuchamos a ellos. Si primero no escuchamos a los jóvenes se corre el riesgo de hablarles y que les no interese lo que decís.

-EM: El tema de la escucha es fundamental, el mismo Papa está llamando a una Iglesia de la escucha de los fieles, entre nosotros y escucha de Dios. Por otro lado, los jóvenes son signos de una gran esperanza para que encuentren un ideal verdadero. Encima está el mundo de las redes desde donde se comunican y en la que uno es un analfabeto. Los curas jóvenes comunican con el Tik Tok y un lenguaje apropiado. Hoy hay curas youtubers que tienen un lenguaje corto y entrador que permite llegar a miles de jóvenes.

-¿Las vocaciones religiosas van en descenso?

-PI: En los seminarios rabínicos tenemos una merma de jóvenes seminaristas comparados con los últimos veinte años. La carencia de líderes religiosos nuevos y la falta de recursos humanos nuevos es un fenómeno global y al mismo tiempo pendular con el paso de los años.

-DS: En nuestro caso es al contrario. Los jóvenes están superpoblando nuestras iglesias y universidades. Hay mucha juventud en los barrios y tratamos de estar en redes sociales todos los días para acompañarlos y convocarlos.

-EM: En la Iglesia Católica hemos tenido etapas. Después del Segundo Concilio Vaticano se cerraron muchos seminarios, luego después de los 80 hubo un crecimiento aunque en los últimos 25 años ha venido decreciendo. Nuestro seminario (el de Fray Luis Beltrán) tenemos un ingreso de cino o seis seminaristas al año, estamos bien, pero en sí hay un déficit. Eso sí, vemos mayor perseverancia ya que son unos ocho años de formación para un sacerdote.

Merchán y el pastor Sensini. (Foto: Ana Isla / Rosario3)

-¿Qué mensaje final les dejarían a nuestros lectores?

-EM: En estos tiempos difíciles no tenemos que dejarnos robar la esperanza y para los cristianos ha venido el Redentor y hay que renovar la esperanza. También un mensaje de paz, necesitamos la paz y ser constructores de la paz. Y como decían los apóstoles, no se olviden de los pobres. En esta época de cambios, no se olviden de los que están heridos al costado del camino. Se vienen tiempos de sufrimiento y espero que sean para un fruto bueno: para una Argentina más justa, fraterna, próspera y solidaria.

-PI: Estamos ahora terminando la fiesta de Januca que es la fiesta de las luces. En estos tiempos hay que encender un poco de luz cada día para iluminar el mundo, con ese poquito de luz que encendemos debemos darle luz a la persona que está al lado. Y segundo lugar pienso en una piedra, con la que podemos levantar un muro que nos separe y nos divida y que no nos miremos unos a otros. O con esa piedra también podemos construir un puente que nos haga dialogar y confraternizar. La invitación es empezar a construir puentes que nos hermane y construir una gran nación.

-DS: En esa mesa tenemos mucho en común y fundamentalmente la búsqueda de la paz. Tenemos un estilo de vida y continuamente buscamos renovar el espíritu con nuestra mente. Renovar nuestras mentes y pensar en lo bueno. Si hemos aprendido a renovar el espíritu, podremos visitar a un preso o un adicto para renovarlo y rescatarlo. Renovemos nuestro espíritu.

-DM: Hacemos oraciones por la paz mundial que estaáraquítica, por la paz de la familia que está raquítica. Pero no podemos dar lo que no tenemos. Mi invitación es que cada uno pueda llevar su parte espiritual y profunda al gimnasio que puede ser una sinagoga, el culto, la iglesia o la mezquita. Esos lugares son esos gimnasios donde nuestra músculo espiritual se pone fuerte, empieza a vivir la paz y así poder comunicarla. De esa forma poder llevar la paz a nuestro corazón y que nos demos un espacio de fortalecimiento a la paz interior por medio de la oración o del ayuno o de la meditación. Que se busquen un personal trainner y fortalezcan ese músculo espiritual.