Rosario estuvo en el centro de los discursos tanto del gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, como en el del presidente de la Nación, Javier Milei, a la hora de asumir sus respectivos cargos. El mandatario provincial dijo que habrá 180 patrulleros y se intervendrán ocho barrios de la ciudad en materia de seguridad a partir de esta semana. Como así también confirmó que se va a poner en marcha la estación policial del sudoeste y se pondrá a punto la del sur rosarino, entre otros anuncios. Además de la seguridad, hubo otros lineamientos de políticas públicas que lógicamente impactarán en Rosario como los planes Abre y Nueva Oportunidad, y el fideicomiso para la autopista a Santa Fe.

En tanto, aunque el jefe de Estado nacional no la mencionó directamente habló en el Congreso de Rosario, al mencionar que “una de las ciudades más importantes del país ha sido secuestrada por los narcos y la violencia”.

Pullaro entiende que a la ciudad la abandonaron en materia de seguridad en los últimos tiempos y necesita recuperar la autoestima y volver a ser el faro cultural y de desarrollo comercial que supo ser. Cree que hoy su marca es la inseguridad. Por eso pretende ser un gobernador “presente” y que “no la va a dejar sola” a la ciudad.

En su exposición ante la asamblea legislativa, el mandatario entró de lleno a la cuestión y dejó en claro una serie de medidas que va a tomar en ese sentido, más allá que aún no se conozca quien será el jefe de Policía provincial, sabiendo que “la seguridad es la principal demanda de la población”.

La Legislatura ovacionó a la nueva dupla a cargo del Ejecutivo provincial (Gobierno de Santa Fe).

Con respecto a Rosario, dispondrá “como medida extraordinaria” de 180 patrulleros “organizados por cuadrículas y por capas” en el marco de “un plan de contingencia y emergencia operacional” que “va a volcar todos los recursos a la prevención en calle”. Su intención es que la Policía se dedique de lleno al trabajo en la vía pública y a la prevención de delitos.

Agregó que va a “intervenir progresivamente ocho barrios en Rosario” mediante “una acción estatal concertada tendiente a reducir la violencia, atacar la venta de droga y restablecer la paz social”.

Se trata de una verdadera política de shock en torno a la seguridad cuyos resultados se verán con el correr de las horas, pero es al menos una fuerte decisión política del flamante gobierno.

Fue clave la reunión que mantuvo en las últimas horas con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, con quien acordó el refuerzo en materia de fuerzas federales para Santa Fe y que va liderar él en persona el comando conjunto con el resto de las fuerzas.

En otro párrafo, destacó la puesta en marcha de las estaciones policiales, que fue uno de sus principales ejes cuando estuvo al frente de la cartera de Seguridad en el gobierno de Miguel Lifschitz, de la zona sudoeste y el sur rosarinos.

Emoción de Pullaro antes de jurar como gobernador (Gobierno de Santa Fe).

Entre los asistentes al acto estuvo el intendente Pablo Javkin quien aplaudió los anuncios y también el saliente gobernador Omar Perotti que asintió con la cabeza las palabras de su sucesor.

En lo que fue su primer y contundente eje discursivo después de haber tomado juramento, Pullaro delineó otras políticas en la materia como el envío de una serie de proyectos de leyes a la Legislatura: la de narcomenudeo, de inteligencia provincial, y de juicios por jurados para delitos graves y delitos cometidos por policías.

En relación a la situación carcelaria, insistió con terminar el “home office” que hay en las unidades penitenciarias desde donde se ordenan los ataques y balaceras. fundamentalmente en Rosario. Para ello aspira a construir una nueva alcaldía de máxima seguridad con unas tres mil plazas. Además de recuperar los pabellones de alto perfil, reforzar requisas, y ponerle límites al ingreso de mercaderías y medicamentos para los detenidos.

Todos estos temas son de alto interés para la agenda pública rosarina que se ve atravesada por un alto nivel de violencia e inseguridad en el marco de las disputas entre las bandas narcocriminales.

El presidente también le dedicó algunos párrafos a la cuestión de la inseguridad y sin mencionarla directamente habló de Rosario como una ciudad “secuestrada por los narcos y la violencia”. Lo hizo en el discurso que dio a la militancia en las escalinatas del Congreso después de haber tomado juramento para su nuevo cargo.

Otras medidas provinciales

A todo esto, el resto de las políticas públicas que adelantó el recién asumido gobernador alcanzarán también a Rosario. Y en ese sentido se destaca la puesta en marcha otra vez del Plan Abre de intervenciones barriales en materia social y de infraestructura, algo que había diseñado Lifschitz y que paró la administración Perotti, con fuerte apoyo de las “iglesias evangélicas y otras instituciones sociales”, según la impronta pullarista.

El plan Nueva Oportunidad para jóvenes que no estudian ni trabajan también es otro programa que repondrá la nueva gestión.

En otro punto, el mandatario señaló la creación de un fideicomiso para la autopista Rosario-Santa Fe en poco de hacer obras de repavimentación y bacheo.