“El humor envaselina (sic) todas las realidades”, afirmó la actriz Verónica Llinás en la charla telefónica con Rosario3. “Con la risa, las personas se relajan, no se sienten atacadas por ideas o conceptos que podrían resultar un poco duros”. Sin embargo, advirtió, el núcleo lúdico e infractor del humor está en riesgo: “Hay demasiada policía de la corrección”.
El humor es el hilván que une las capas de Antígona en el baño, una relectura de la tragedia de Sófocles escrita por Facundo Zilberberg y reescrita por Llinás, en colaboración con la directora (y actriz) Laura Paredes. La obra se presenta este sábado en el Teatro Auditorio. El elenco lo completan Darío Lopilato y Esteban Díaz.
La puesta tiene en el centro del conflicto a Ignacia, una reconocida actriz de televisión cuya popularidad se afianzó, tiempo atrás, en populares teleteatros. Decidida a volver la escena con una obra de teatro “de prestigio” –la Antígona del título–, enfrenta (entre azulejos, espejos y objetos de baño) sus propios miedos (la muerte, el paso del tiempo, la respuesta del público).
En ese manojo de incertidumbres también piden pista su maternidad (no resuelta), la “competencia” con otras actrices y la relación con el hijo de su representante ya fallecido. La escena se completa con un coach que busca convencer a Ignacia de cumplir con la función, a poco del estreno.
Cuando hay demasiada policía de la corrección, uno tiende a autocensurarse y eso no está bueno"
—¿Cuánto hay de Verónica Llinás y cuánto de “vivencias generales” en Ignacia?
—Hay algo de mí, porque reescribí aspectos de la obra con el autor y el elenco, pero no puse tantas cosas mías, sino más bien temas que veo en otras actrices. Primero, yo nunca fui una estrella de televisión protagonista de teleteatros. Mi carrera no fue por ahí... pero la de ella sí, una trayectoria basada en la belleza. Eso a mí no me pasa. Así que tampoco lo puedo perder (risas). Sí reconozco algunos intríngulis respecto al paso del tiempo, porque mi imagen está en las pantallas y, cuando te ves, en un marco gigante.. Tengo una actitud distinta a la del personaje porque me entrego al paso de tiempo y, para mí, lo importante es disfrutar la vida, no tratar de recuperar cierta juventud con ayuda médica. A ver, si bien no me inmovilizan como a Ignacia, que se encierra en el baño con un ataque de pánico, también tengo inseguridades. En eso, comparto terreno.
—La juventud juega en estos tiempos como condición de felicidad y belleza
—La vejez es sinónimo de fealdad. Entonces, querés escapar a eso de distintas maneras. Las mujeres se hacen cosas que se les vuelven en contra. Y los hombres, se hacen los pendeviejos y se vuelven unos boludos atómicos.. Me refiero con esto a esa lucha contra el tiempo que es una batalla perdida
Por qué en el baño
Antígona en el baño es una obra que no se desarrolla en una clave realista y, en parte por eso, entre otros aspectos, no sucede en un living. "Es una actualización que está casi al borde del grotesco", sostuvo Llinás sobre la tragedia clásica. "El baño es un lugar íntimo y particularmente importante para los actores porque es donde pasamos mucho tiempo imaginando cosas, haciendo caras o frases como si fuéramos orates. También tienen esa cámara que hace que voz se escuche de manera especial. Más allá de que el baño de esta señora es particularmente lindo", abundó la ex Gambas al ajillo.
—¿Qué posibilidades abre el humor para avanzar sobre la tragedia que representan los miedos, el paso del tiempo, el patriarcado?
–El humor envaselina todas las realidades. Hace viable que se hable de casi cualquiera cosa, que entren las ideas en las cabezas. Con la risa, las personas se relajan, no se sienten atacadas por las ideas o los conceptos que pueden ser un poco duros o ante los que podrían cerrarse. Bueno, cuando entra un poco con humor, entra.
Un humorista asustado no sirve para nada porque el humor es juego, infracción"
—No hay humor sin contexto y, si este cambia, también el primero. Más allá de qué pasa primero, ¿qué cambios notás en el humor desde las Gambas al ajillo hasta hoy?
—Hay ciertas cosas del humor que ya no están tan bien vistas. Eso, por un lado. La sociedad se puso muy reactiva al humor y eso no está tan bueno. Se empezó a pedir una corrección política…. Escuchás: «No digas esto» o «de esto no se puede hablar». Por supuesto que hay un humor "viejo" que está bien que desaparezca. Cuando comenzamos con lo que se puede o no decir, o dónde se puede entrar y dónde no, lo que empieza a pasar es que el humorista se asusta, más aún, estando tan de moda la cancelación. Un humorista asustado no sirve para nada porque el humor es juego, infracción. Si bien hay distintos tipos de humor, el "humor correcto" es un embole. Cuando hay demasiada policía de la corrección, uno tiende a autocensurarse y eso no está bueno. Espero que sea transitorio. Pienso en el humor político... hay quien lo ve como lago sedicioso o que estás militando algo cuando, en realidad, estás jodiendo con la persona que está en el poder.
La función
Antígona en el baño se presenta este sábado a las 20.30 en el Teatro Astengo (Mitre 754). Las localidades pueden adquirirse a través del sistema tuentrada.com y en la boletería de la sala.