Tras la sucesión de días lluviosos en la ciudad, el celeste del cielo se vio cruzado por largas y blancas telas de araña voladoras, popularmente denominadas babas del diablo. El aire caliente por estas horas las impulsan contra el sol y las traslada, y así se van pegando a árboles y techos, a autos y bicicletas. También caen contra el piso o se enredan en las personas.

¿Pero por qué hay tantas dando vueltas? De 12 a 14 (El Tres) consultó al respecto al director de Control de Vectores, Carlos Tasinato. “Es producto de las arañas, un fenómeno que también se dio en febrero, cuando empezó a llover. Se da en una combinación de altas precipitaciones, mucha reproducción de las arañas y las altas temperaturas”, comenzó su explicación.

De acuerdo a lo que indicó “con las lluvias, esas arañas de zona de isla y peri urbana que deambulan, al subir tanto el agua, tejen las telas para protegerse”. Y advirtió: “Las telas no solo son tejidas para cazar insectos, sino para defenderse ante un cambio climático como una lluvia”.

Una vez que la tela es tejida en los árboles, puede desprenderse empujada por el viento. Así, van flotando hasta llegar a la ciudad. “La tela, que es liviana y pegajosa, va a volar y llegará a la ciudad sin arañas”, completó.