El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro habló largo y tendido este sábado en Radiópolis Weekend (Radio 2). Después de la escalada de violencia extrema que se vivió en Rosario durante marzo y que llegó incluso a que se plantee como acciones d. “narcoterrorismo”, el mandatario remarcó que lo único que lograron las bandas criminales fue “ratificar el rumbo de las políticas públicas que se tomaron”. Además, planteó que la ciudad llegó a esta situación límite debido a “muchos años de impunidad y mirar para otro lado”.

“Las reacciones demenciales que vivimos tienen un porqué y es por el cambio que hubo fundamentalmente en las cárceles, primero en la provincia de Santa Fe y después en las cárceles federales”, aseveró el gobernador.

Según detalló, al momento de asumir existía una especia de “libertinaje muy importante” en las cárceles de la provincia. Esto, según atribuyó, responde a un “modelo ideológico que entendía que los presos eran víctimas de un modelo muy injusto y que la cárcel no resocializaba y entonces tenían que tener diferentes libertades”. “Eso corría todos los límites”, sostuvo.

Uno no pretende que los presos no estén bien en las cárceles. Lo que pretende es que no cometan delitos graves y violentos. Hay estadísticas de que el 80% de los delitos violentos se ordenaban desde las cárceles y eso nosotros lo cortamos”, agregó Pullaro.

A modo de enumeración, el gobernador explicó que desde el inicio de su gestión reimplementaron un grupo de requisa que ingresa a los pabellones entre dos y tres veces a la semana. “Cada vez se encuentran menos celulares, pero se siguen encontrando”, reconoció. “También limitamos las visitas íntimas. Esto no es para joderles la vida, simplemente es tener un mayor control. Se pusieron algunos presos en Alto Perfil, que les limita la capacidad de establecer una logística con el afuera”, explicó.

Con respecto a los inhibidores de señal telefónica, el gobernador sostuvo que se volvieron a activar, aunque aclaró que no son cien por ciento efectivos. “Estuve en la cárcel hace poco y, con los inhibidores prendidos, había una tenue señal de celular. Fueron comprados la gestión pasada, es una tecnología que siempre dijimos que era muy difícil de adquirir porque prácticamente no existe en ningún lugar del mundo”, remarcó el funcionario.

Todas estas cosas indudablemente a los presos que pretendían seguir teniendo su poder territorial afuera les molestó”, analizó. 

Con respecto a las denuncias sobre posibles torturas dentro de los pabellones, Pullaro aclaró que lo que se hizo fue endurecer las condiciones en las cárceles, pero en cumplimiento con la ley. “No eran torturas ni malos tratos. A mi no me parece bien que un preso pueda decir que no quiere comer la comida de la cárcel y vaya todos los días un catering a llevar comida, pero a la gestión anterior no le parecía mal”, dijo a modo de ejemplo.

En ese sentido se explayó: “No me parece bien que puedan hacer lo que quieran y estén en los pabellones con un libertinaje prácticamente absoluto. Las reglas de conducta se tienen que cumplir porque es la única manera en que las personas entiendan que, en la sociedad hay reglas, que no podés hacer lo que quieras. Claramente eso cambió y generó una reacción tan desmedida, demencial y loca que terminó con la vida de cuatro personas”.


El origen de la violencia y la situación límite de Rosario

Consultado sobre si la escalada de violencia y los hechos de “narcoterrorismo”, que llevaron a la ciudad a una situación límite, tienen que ver con una retirada del Estado de los barrios, Pullaro fue tajante. “El Estado tiene una presencia muy fuerte en Rosario, a veces se dicen frases rimbombantes y que suenan bien y las repetimos y parece que son ciertas”.

“El Estado está muchísimo más presente en los barrios. Lifschitz siempre decía, «vos vas a un barrio en Rosario y encontrás todo: centros culturales, clubes, atención primaria, escuelas». Puede ser que no estén en las mejores condiciones, pero estamos mejor que en otras ciudades de la provincia y el país. Entonces el problema está en otro lado, no en el abandono del Estado”, señaló.

Justamente sobre el origen del problema de violencia en Rosario, Pullaro explicó su visión: “Hubo muchos años de impunidad y se consolidó la violencia durante mucho tiempo. Eso fue creciendo, sin ser advertido por la comunidad en términos generales y la violencia termina siendo perenne”.

“Acá sucedió algo que no estamos discutiendo en la ciudad y en la provincia y que, tal vez, tiene que ver con el miedo o con algunas personas que miraron para otro lado. La realidad es que hubo impunidad y se dejó correr la violencia durante mucho tiempo”, aseguró el ex diputado provincial.

Sobre esto último, apuntó hacia la Justicia Federal. “Los Monos tenían escuchas telefónicas donde se hablaba de droga y la primera causa de narcotráfico la tienen en el 2016 cuando yo ya era ministro de Seguridad. Antes había avanzado la justicia provincial y no la Justicia Federal”. 

“Esteban Lindor Alvarado, que se menciona en esta causa junto con personas que pertenecen a su organización criminal, la primer causa de droga, más allá de que había sido enviado un expediente muy voluptuoso por el fiscal Ferrari en 2014 a la justicia federal y provincial, es de 2018 - 2019 después de que lo detenemos”.

“Esto nos llevó a que estas organizaciones criminales se consoliden, tengan recursos importantes y tengan una logística diferente a la de otros lugares de la Argentina. Por eso nosotros como gobierno tuvimos una determinación muy fuerte de ir a fondo y que nada nos va a quebrar o correr”, concluyó.