Una nueva imputación se cierne sobre el famoso capo del hampa rosarino Esteban Lindor Alvarado. Esta vez por su viejo rubro delictivo: el robo automotor y la posterior introducción de los vehículos al mercado legal. La causa nació hace varios meses y por lo tanto es anterior al endurecimiento de las condiciones de Alvarado en la cárcel de Ezeiza. En 43 allanamientos, los investigadores detuvieron a cinco personas, entre ellas a un conocido narco de la zona noroeste que días atrás terminó de purgar una condena a 9 años: Gustavo Armando “Tuerto” Cárdenas.

En conferencia de prensa el jefe de la Policía de Investigaciones, Natalio Marciani, aseguró que Alvarado “tenía una relación directa” con la estructura desbaratada dedicada a recibir “autos provenientes de ilícitos –como ser robos, o vehículos «prendados»– y a través de documentación apócrifa los introducían en el mercado legal a través de documentación apócrifa”.

La causa está a cargo de los fiscales Marisol Fabbro, jefa de la Unidad de Delitos Complejos, y de Miguel Moreno, de Delitos Económicos. Se prevé que en los próximos días sean imputados Lucas Fabián G.; Nahuel Yamir C.; César Humberto L. S. y el Tuerto Cárdenas. Este último, de 53 años, fue detenido en Mendoza al 7200, donde la PDI secuestró 130 mil dólares y 7 millones de pesos.

Cárdenas había sido condenado en 2019 a 9 años de prisión como jefe de una banda narco afincada en el noroeste, aunque en rigor había sido detenido en 2015. Su nombre sobrevoló varios capítulos de sangre de la década pasada, aunque no todas las menciones se tradujeron en sentencias. Según un fallo de la justicia federal, en el Tuerto ya estaba en la calle en 2021. La condena venció el mes pasado.

Por ahora habrá que esperar hasta la audiencia imputativa para ver cuál es su presunta relación con Alvarado, que en los últimos días fue noticia porque la Justicia le restringió las comunicaciones en Ezeiza, medida que fue publicada en el Boletín Oficial. El capo sólo podrá comunicarse con sus abogados defensores. Ello a partir de que se encuentra mencionado, aunque no imputado, como uno de los posibles instigadores de la saga de crímenes de trabajadores que sacudió a Rosario a comienzos de marzo.

Alvarado, que en el último lustro fue expuesto en investigaciones como un poderoso narcoempresario vinculado con el lavado de activos, crímenes y el tráfico de drogas, causas por las que purga prisión perpetua, comenzó su carrera delictiva con el robo automotor. Su primera condena, de hecho, data de 2007, por el robo de un Fiat Duna en el macrocentro.

“Entré en el robo automotor de chico. Siempre me gustaron los vehículos. Me parecía que era tan fácil robar un auto en ese momento. Hablo de los años 1993, 1994. Robaba Fiat Uno, Duna, 147. Era subir e irte. No había seguridad, no había cámaras. Día por medio tomaba el colectivo, me iba al centro de Rosario y me traía un auto. Después me metí en el negocio de armar autos. El famoso poncho. Se le cambiaba el número al auto y lo vendías legal, porque la carpeta era legal”, dijo al diario Clarín el año pasado.