Escribir como una denuncia, como un dolor que se pule hasta ser narrativa. Escribir como una resistencia colectiva, un trabajo de años que condensa múltiples voces en una secuencia de historias. Y escribir, también, como una terapia. ”La travesía de los olvidados” es un libro de Maxonley Petit que presenta testimonios reales cruzados con valoraciones personales sobre las experiencias y desafíos de los migrantes haitianos en Rosario y Argentina.
El autor de 36 años nació en Puerto de Paz y llegó al país en 2009 para estudiar medicina. Después de la pandemia de coronavirus, muchos compatriotas comenzaron a dejar el sur de América para buscar la promesa de Estados Unidos. Decidió poner en palabras las vivencias de sus compatriotas y la propia. Ese fue el puntapié para un análisis más amplio.
Estafas a los jóvenes que migraron para ingresar en una universidad. Abusos policiales en allanamientos que convierten en sospechosos a personas por el hecho de ser extranjeros y negros. Distintas formas de discriminaciones y violencias (incluso una violación a una joven haitiana) atraviesan a los protagonistas de los siete capítulos. La contracara son las estrategias de supervivencia, las resistencias, las redes solidarias, de amistad y de amor. Un impulso vital a seguir.
Las tramas combinan entonces varias historias en una. Petit fusiona en un personaje distintos acontecimientos y llena los huecos con sus memorias y las de su comunidad. Por esa mixtura, el libro es un texto basado en hechos reales, a mitad de camino entre la novela de ficción y la crónica periodística estricta.
“Es un grito ahogado, un libro de memorias colectivas que pone voz a quienes muchas veces son invisibilizados, mostrando no solo las dificultades de la migración, sino también la fortaleza”, definió Maxonley Petit en diálogo con Rosario3 tras la presentación realizada en Rosario.
De ese acto, participó la politóloga especializada en migraciones Mariana García, quien destacó la “riqueza” de “la intersección entre estos relatos personales y la dimensión social y global que nos explica de un modo muy sencillo, artístico, esta complejidad que encierra el hecho migratorio”.
En la entrevista que sigue, el autor habla también de la “contradicción profunda en la sociedad argentina” que “suele verse a sí misma como un país sin racismo” cuando hay muestras de lo contrario y analiza el presente de su colectivo en Rosario.
–¿De qué se trata el libro, cómo lo definirías?
–”La travesía de los olvidados” es un libro que recoge experiencias de migrantes haitianos que vivían en América del sur (principalmente Argentina) y que han atravesado múltiples fronteras en busca de una vida mejor en Estados Unidos. A través de sus testimonios, la obra retrata el desarraigo, la resiliencia y la esperanza de quienes han enfrentado obstáculos como la discriminación, la violencia y la incertidumbre en su camino.
Lo definiría como un grito ahogado o un libro de memorias colectivas que pone voz a quienes muchas veces son invisibilizados, mostrando no solo las dificultades de la migración, sino también la fortaleza y la identidad que persisten a pesar de la adversidad.
–¿Cómo surgió la idea de escribir estas historias, hubo un disparador?
–La idea nació de la experiencia de mis compatriotas, de la mía también y de las historias que fui escuchando a lo largo de los años. Siempre sentí que había una desconexión entre la realidad de los migrantes haitianos y la manera en que el mundo los percibe.
El verdadero disparador fue el desplazamiento masivo de haitianos tras la pandemia de covid-19. Vi cómo muchos de mis compatriotas —algunos de ellos amigos cercanos— abandonaron América Latina en un viaje peligroso y lleno de incertidumbre hacia Estados Unidos. Tenía que escribir una nota para un diario sobre los policías a caballo que maltrataban a los haitianos cerca del puente Del Río y pensé en explorar un poco más allá de un artículo. Inspirado por su valentía y con el deseo de preservar sus voces, me consagré a la escritura, convencido de que estas historias merecían ser contadas.
–"La travesía de los olvidados" habla de múltiples situaciones de abuso que sufren los migrantes, casos de discriminación y xenofobia. ¿Crees que estas son situaciones excepcionales o más bien que la mayoría de los haitianos, de una u otra manera, está expuesta a esas experiencias negativas en Argentina?
–Lamentablemente, estas experiencias no son excepcionales ni exclusivas de mi comunidad. Si bien cada historia es única y cada persona lo vive de manera diferente, la mayoría de los migrantes haitianos en Argentina se ha enfrentado a estas situaciones. Estas pueden manifestarse de diversas formas, desde agresiones verbales y estereotipos que dificultan la integración hasta otras barreras más sutiles, pero igualmente limitantes.
En “La Travesía de los olvidados”, estos episodios no se presentan como casos aislados, sino como parte de una realidad más amplia que afecta tanto a la comunidad haitiana como a otros grupos migrantes racializados. Sin embargo, el libro también recoge historias de solidaridad y resistencia, porque, a pesar de las dificultades, muchos haitianos han logrado construir sus propios espacios, encontrar apoyo en redes comunitarias y hacerse un lugar en la sociedad argentina.
–En una de las historias aparece la frase "negros de mierda" como un ataque de una persona contra un grupo de estudiantes haitianos. ¿Qué crees que representa esa frase repetida y usada mucho en un país que se dice (se cree) no racista?
–Esa frase es un reflejo de una contradicción profunda en la sociedad. Argentina suele verse a sí misma como un país sin racismo, pero expresiones como "negros de mierda", "negros de piel y del alma" usadas con frecuencia y dirigidas tanto a personas racializadas como a sectores empobrecidos, reflejan lo contrario. Es una muestra de cómo algunas costumbres racistas están arraigadas en el lenguaje cotidiano, muchas veces sin ser reconocido como tal.
En el contexto de “La Travesía de los Olvidados”, esa frase representa la violencia simbólica y real que enfrentan los migrantes haitianos en Argentina. No es solo un insulto. Es una forma de exclusión (incluso para los afroargentinos), una manera de marcar la diferencia y reforzar jerarquías sociales. Que se repita tanto en un país que se percibe a sí mismo como "no racista" evidencia que el problema no es la ausencia de racismo, sino la falta de reconocimiento de su existencia y sus consecuencias.
El problema no es la ausencia de racismo, sino la falta de reconocimiento de su existencia y sus consecuencias
–¿Cuál es la situación actual de los migrantes haitianos en Rosario y en el país?
–Esta época, en general, es compleja y ha cambiado significativamente, sobre todo después del coronavirus. En un principio, muchos llegaron con la intención de estudiar, pero debido a múltiples desafíos, emprendieron una segunda migración.
Por un lado, la crisis económica del país ha impactado directamente en sus condiciones de vida, con una inflación creciente que dificulta la concreción de sus proyectos de vida. A pesar de este panorama adverso, la resiliencia de la comunidad haitiana es notable. Tanto en Rosario como en el resto del país, la cantidad ha disminuido visiblemente.
Sin embargo, quienes se han quedado han mantenido las redes de apoyo mutuo, lo que ha permitido cierta contención frente a las dificultades. Muchos han logrado emprender sus propios negocios, integrarse en la vida académica y profesional, y construir espacios de pertenencia.
La migración y sus dimensiones
La presentación del libro, realizada en la Alianza Francesa de Rosario, contó con algunas sorpresas, como danza haitiana y lecturas. Robby Glesile, autor del libro Papiyon Nwa (Mariposa negra), hizo de anfitrión y la politóloga especializada en migraciones Mariana García fue una de las acompañantes de Petit.
Antes de ir al contenido del trabajo, García citó al sociólogo Abdelmalek Sayad: “La migración es un hecho social total”. “¿Qué es la totalidad?”, planteó en esa introducción y siguió: “Es un hecho absoluto y confluyen varias dimensiones. Está la dimensión individual, porque la persona que migra tomó una decisión o en conjunto con la familia y eso implica una serie de fortalezas. A veces, son decisiones desesperadas: es el único camino, como en el caso del exilio, porque peligra la vida”.
“Pero –aclaró– existe una dimensión global, estructural. Podemos preguntar: ¿por qué migraste a la Argentina, por qué migraron estos siete u ocho relatos que reúne el texto? Migraron por razones globales: hay una razón estructural por la cual existe este fenómeno en el mundo. No es sólo un fenómeno individual o familiar o haitiano”.
“También está la dimensión histórica que sella procesos, constituye países y regiones, como por ejemplo la americana. Y la demográfica: Naciones Unidas plantea que en Estados Unidos, Europa y Argentina, si no fuera por la migración, la población no va a crecer de cara al 2050”, agregó la titular del Grupo de Estudios sobre Migraciones del Instituto de investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Sobre la estructura del libro, García destacó “la intersección de los relatos personales de los migrantes con el proceso social que nos permite comprender a la migración como un fenómeno complejo”.
Al leer sus tramas, expuso, “comprendo la realidad de la Argentina y de la Patria Grande sometida al colonialismo durante siglos, comprendo las lógicas del mercado internacional de la mano de obra y de los productos".
“Estos relatos explican de un modo muy sencillo, artístico, la complejidad que encierra el hecho migratorio. Otro valor adicional es que contribuyen al campo de estudio de las migraciones. No solo es materia prima para estudios académicos, es un estudio en sí. Forma parte del arte de la literatura migratoria. Pero el autor en este caso vivencia su propia experiencia. Él lo dijo: «Es una terapia». A través del análisis de estas biografías y de la suya, genera un proceso en donde el sujeto migratorio, artista y académico se distancia del hecho migratorio y lo observa. Eso tiene una riqueza infinita para la persona, para el colectivo haitino y el estudio de las migraciones”, siguió la docente de la UNR y magíster en Política para las Migraciones Internacionales.
García analizó las preguntas latentes en el libro: “Deja constancia y plantea un dilema existencial y humano. ¿Por qué la gente se va, por qué me voy, hay que quedarse a luchar o hay que irse? Un dilema muy filosófico e histórico: ¿me quedo o me sumo a la lucha y muero, voy allá, regreso? Es, como muchos textos, un dilema sin respuesta”.
Migrar es un impulso humano que nos sobrevive como especie. El día que no migremos, pereceremos
“Cuando lo lean –adelantó–, van a notar algo que parece disonante. Esta historia no tiene desenlace, no tiene fin, ¿qué pasó con los migrantes? Me parece que es la paradoja del hecho migratorio: uno no sabe cuándo se va a ir, si se va a quedar, si sus hijos van a partir, si el colectivo haitino en Rosario se quedará para siempre o se irá con esta crisis migratoria”.
“Hay mucha riqueza en estas historias que trazan un mapa como en la tapa del libro, un mapa de Rosario, Reconquista, Córdoba, Mendoza, Argentina, Colombia, un mapa por donde pasamos las personas. La migración es un hecho humano, tan natural como quedarnos en un lugar y formar una sociedad. Migrar es un impulso que nos sobrevive como especie. El día que no migremos, pereceremos. Es nuestro destino, no hay otro”, concluyó.