La historia bíblica cuenta que Moisés, un profeta de Dios, ordenó a las aguas más profundas del Mar Rojo abrir un camino para que los israelitas pudieran huir de un faraón egipcio opresor. Sin embargo, para lograrlo no se necesita necesariamente una intervención divina, según los expertos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica.

Los expertos afirman que los vientos que soplaban a la velocidad y ángulo adecuados podrían haber abierto un canal, permitiendo que la gente pasara a pie y, posteriormente, tragando a cualquiera que estuviera tras ellos una vez que los vientos cambiaran de dirección, con la fuerza de un tsunami, según publicó el medio británico The Sun.

El oceanógrafo Carl Drews explicó que: "El cruce del Mar Rojo es un fenómeno sobrenatural que incorpora un componente natural: el milagro está en el momento".

Los modelos de computadora predicen que un fenómeno de este tipo requeriría vientos de más de 95 kilómetros por hora para golpear el agua en un ángulo muy específico, abriendo un túnel de agua de 5 kilómetros de ancho.

El milagro de Moisés tendría sustento científico

Por su parte, Bruce Parker, ex científico jefe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, cree que Moisés utilizó su conocimiento de las mareas para sacar a los israelitas de Egipto: "Moisés había vivido en el desierto cercano en sus primeros años y sabía por dónde cruzaban las caravanas el Mar Rojo durante la marea baja", escribió Park er para The Wall Street Journal en 2014. "Conocía el cielo nocturno y los métodos antiguos para predecir la marea, basándose en dónde estaba la luna y qué tan llena estaba".

Sin embargo, Drews propuso, en cambio, el lago Tannis, en el delta del Nilo, como el sitio más plausible para el evento bíblico, coincidiendo con traducciones alternativas de la Biblia hebrea que hacen referencia a un mar de "juncos" —no "Mar Rojo"— que crecen densamente en esas aguas salobres.

"Los modelos oceánicos y un informe de 1882 muestran que los fuertes vientos sobre el delta oriental del Nilo arrastrarán dos metros de agua, exponiendo tierra temporalmente seca", dijo el investigador oceánico, gracias a la estructura única del lago que proporciona "un mecanismo hidráulico para que las aguas se dividan".

A pesar de su teoría científica factible, Drews admitió que su fe lo llevó a creer que la historia es milagrosa. El devoto cristiano dijo: "Personalmente, soy un luterano que siempre entendió que la fe y la ciencia pueden y deben estar en armonía".