Los directivos de una empresa de telefonía francesa enfrentan penas de cárcel y multas de varios miles de euros por el acoso moral a empleados, muchos de los cuales se suicidaron y otros intentaron hacerlo. Para la Fiscalía, la antigua cúpula directiva de France Télécom (hoy Orange) es responsable de esas muertes.

Según informó EFE, el Ministerio público requirió ante el Tribunal Correccional de París una multa de 75 mil euros para France Télécom, la primera gran empresa inculpada por acoso moral en Francia, en concreto por el caso de 39 trabajadores, de los cuales 19 se suicidaron, 12 intentaron hacerlo y ocho sufrieron depresión.

Para el antiguo consejero delegado, Didier Lombard, para el que era el "número dos", Louis Pierre Wenès, y para el director de recursos humanos, Olivier Barberot, los fiscales reclamaron un año de cárcel y 15.000 euros de multa para cada uno.

"La vida no tiene precio", rezan los carteles de protesta frente a una sucursal.

Para los otros cuatro directivos que se sientan con ellos en el banquillo, ocho meses de prisión y 10.000 euros.

El Ministerio Público reprochó a Lombard haberse mostrado "ciego y sordo" ante el sufrimiento de algunos empleados que consideran que provocó con los métodos de gestión que aplicó.

De acuerdo con el relato de la acusación, Lombard y los otros encausados tenían conciencia de las consecuencias de esos métodos, a los que recurrieron precisamente para poner a los trabajadores bajo presión y en una situación incómoda.

Los hechos se remontan a finales de la pasada década, cuando France Télécom, una vez privatizada, estaba en proceso de mutación por la competencia feroz de nuevos operadores de telecomunicaciones y la transformación de la tecnología digital en un contexto de fuerte endeudamiento.

La cúpula del grupo puso en marcha dos planes de transformación en 2005 y 2006, NexT y Act, que debían conducir a la supresión de 22.000 empleos de una plantilla de 120.000 en la que un 65 % todavía tenían estatuto de funcionarios.

Un ejemplo de las prácticas que condujeron a ese ambiente eran, según los instructores, los objetivos de reducción de efectivos que se asignaban a las direcciones locales, así como algunas "frases funestas" de Lombard.

Se le atribuye al expresidente –aunque él lo niega– haber dicho que tenía intención de sacarse de encima a empleados "de una forma u otra, por la ventana o por la puerta".