El Club Deportivo UAI Urquiza sorprendió al mundo del fútbol femenino argentino al anunciar este jueves su decisión de descender voluntariamente a la Primera B para la temporada 2025. A través de un comunicado, el club justificó su decisión como parte de un plan estratégico orientado a la sostenibilidad y el desarrollo a largo plazo.

Sin embargo, la medida generó una oleada de críticas, especialmente por parte de exjugadoras que señalaron a la dirigencia por una falta de apoyo al fútbol femenino.

En su anuncio oficial, UAI Urquiza destacó que este cambio responde a la necesidad de “optimizar recursos y concentrar esfuerzos en un proyecto deportivo sostenible”. El club, que fue cuna de talentosas futbolistas que brillaron en la selección argentina, argumentó que su enfoque estará puesto en la formación de nuevas generaciones y el fortalecimiento de las bases institucionales.

“Esta etapa representará una oportunidad para redoblar esfuerzos y trabajar en una estructura que fortalezca nuestras bases deportivas”, expresó el club, enfatizando que no perciben la decisión como un retroceso, sino como un paso hacia un futuro más sólido.

Con cinco títulos de Primera División, una Copa Federal y un tercer puesto en la Copa Libertadores de 2015, UAI Urquiza se consolidó como un referente del fútbol femenino en Argentina. Sin embargo, la decisión de dejar la categoría de élite no fue bien recibida por todas las partes, especialmente por algunas exjugadoras que denunciaron un desinterés histórico de la dirigencia hacia el desarrollo de la disciplina.

De las 23 jugadoras convocadas por Germán Portanova para disputar el último mundial de fútbol femenino, diez portaron la camiseta del Furgón en algún momento de su carrera. Ellas fueron: Paulina Gramaglia, Adriana Sachs, Mariana Larroquette, Florencia Bonsegundo, Miriam Mayorga, Camila Gómez Ares, Gabriela Chávez y Dalila Ippólito. Además, Daiana Falfán y Romina Ñuñez eran figuras del plantel de UAI Urquiza cuando fueron convocadas a la última cita mundialista.

En ese entonces, fueron dirigidas por el histórico Leandro Toti Iglesias, el actual DT de Newell's que tuvo una larga trayectoria por la UAI. 

En cuanto a títulos, la UAI Urquiza ganó cinco campeonatos de Primera División (2012, 2014, 2016, 2017-18 y 2018-19) y una Copa Federal (2021).

Romina Núñez, actual jugadora de la Selección argentina y exfigura de UAI, expresó su decepción a través de las redes sociales: “Un club al que le entregué mi vida entera, donde di hasta lo que no tenía. Hoy la tristeza no se puede evitar, pero era de esperarse”, escribió en Instagram.

Núñez también apuntó contra la dirigencia, recordando los sacrificios que hacían las jugadoras para competir: “Con un turrón y un vaso de yogurt en la merienda, agachábamos la cabeza e íbamos todas juntas”. En un mensaje contundente, afirmó: “La dirigencia nunca quiso apostar al fútbol femenino y nunca lo va a hacer. Un club con tanta historia en el femenino lo están hundiendo”.

Por su parte, Magalí Natta, también exjugadora del club, denunció la falta de explicaciones y apoyo: “Dejan a jugadoras libres sin solución. Es una vergüenza que siga habiendo gente que no le interesa el fútbol femenino. No les importa nada, ni las jugadoras, ni el fútbol femenino, ni sus carreras”.

La decisión de UAI Urquiza podría marcar un punto de inflexión en la discusión sobre el manejo institucional del fútbol femenino en Argentina. Mientras el club argumenta que busca un modelo sostenible, las críticas destacan un panorama de precarización y desinterés por parte de las dirigencias.

Aunque la medida abre el debate sobre las estrategias necesarias para consolidar el fútbol femenino, las denuncias de jugadoras como Núñez y Natta exponen las tensiones entre las aspiraciones deportivas y las realidades estructurales que enfrentan los clubes y sus atletas.

No es la primera vez que el UAl sorprende con una decisión polémica. En enero de 2019, el club anunció la desvinculación de Macarena Sánchez, a mitad de campeonato y sobre el cierre del libro de pases.

Unos días antes, la joven había publicado en sus redes sociales un mensaje de Año Nuevo con un deseo que pareció molestarle al club: “Un 2019 nacional, popular, democrático y feminista. Qué el fútbol femenino sea profesional y el aborto sea lega, carajo”, decía la publicación.

Tras la desvinculación, la jugadora santafesina intimó al equipo a reconocer el vínculo laboral que mantenía con ella y se convirtió en la cara de la lucha por la profesionalización del fútbol femenino: en el camino, fue contra la AFA y recibió tantas amenazas que tuvo que empezar a convivir con un botón antipánico. Sin embargo, no se dejó amedrentar y siguió su lucha, hasta que después de estar meses sin un club fue convocada por San Lorenzo y firmó el primer contrato profesional.