Asfixiados económicamente por la crisis y sin respuestas a los reclamos de los últimos meses, los panaderos decidieron dejar de pagar impuestos como una forma de financiarse y evitar el cierre de sus comercios o el despido del personal.

El presidente de la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (Faipa), Miguel Ángel Di Beta, confirmó en A diario (Radio 2) la decisión tomado porque "es un momento difícil que estamos viviendo".

"No es en rebeldía sino como un acto de poder seguir subsistiendo con la empresa y el trabajo, que es lo fundamental", aseguró Di Beta.

El dirigente de los panaderos dijo que en todo el país cerraron 1.350 panaderías en los últimos tres años. "Es una situación catastrófica y así no podemos seguir", señaló.

Di Beta calificó la reacción empresaria como un "ultimatum" por la caída de las ventas y la suba de los costos y al mismo tiempo aclaró que esperan "recibir alguna respuesta" oficial.

"Venimos hace un año y meses con (negociaciones) con el gobierno pero no hemos tenido respuestas en ningún momento, hasta pedimos una audiencia con el presidente de la Nación", añadió.

El objetivo, dijo el titular de la Faipa, "es cuidar los puestos de trabajo y mantener las panaderías abiertas".

Los impuestos que dejarán de pagar son, en principio, ganancias y bienes personales. "Son los que más preocupados nos tienen y es plata que se la lleva el gobierno y no se la brindamos a los empleados", argumentó.

"El pan es uno de los productos esenciales en la mesa de los argentinos y no está llegando a una parte de la población, lo que nos tiene preocupados", añadió.