La revolución industrial no solo marcó la transición de una economía artesanal y agraria hacia la mecanización, sino que, a partir de la introducción de la máquina de vapor y la tecnificación de procesos manufactureros, desencadenó una enorme cantidad de cambios tanto sociales como en el mundo del trabajo. A lo largo del siglo XIX, tareas que dependían exclusivamente de la fuerza humana comenzaron a ser realizadas por máquinas, mientras que trabajos hasta el momento considerados tradicionales, desaparecieron de la noche a la mañana.
Este giro radical provocó un profundo impacto en la vida de los trabajadores. Muchos temieron por la pérdida de sus empleos, ya que ahora veían cómo la máquina automatizaba lo que hasta hacía muy poco realizaban con sus propias manos. Otros, en cambio, vieron en esto una oportunidad para mejorar su calidad de vida, aprendiendo nuevas habilidades y encontrando la manera de progresar en un escenario laboral muy cambiante. Doscientos años después, algo similar está volviendo a suceder, pero esta vez en lugar de la máquina de vapor, el vector de cambio es la inteligencia artificial.
En los últimos 15 años, la IA se ha estado integrando a nuestras vidas de manera omnipresente y silenciosa, ya sea como tecnología de recomendación en buscadores y plataformas de streaming, como sistemas de navegación en aplicaciones de mapas y como asistentes virtuales en dispositivos móviles. Sin embargo, la reciente aparición de Grandes Modelos de Lenguaje (LLM) como ChatGPT o Claude, marcan un punto de inflexión en la IA comparable en su impacto potencial a la introducción de la máquina de vapor durante la Revolución Industrial.
Ahora, estos sistemas no solo son capaces de expresarse de manera coherente tal como lo haría un humano, sino que también pueden resolver problemas complejos, generar y depurar líneas de código, interpretar metáforas, traducir entre diferentes idiomas y hasta dar consejos sobre desarrollo personal. Además, también han incursionado con sorprendente éxito en una categoría aparentemente reservada exclusivamente a las personas: la creatividad.
No existe una definición única y universal sobre qué es exactamente la creatividad, aunque podríamos entenderla como la capacidad de generar ideas y conceptos nuevos, originales y útiles. Implica una serie de procesos mentales complejos, como el pensamiento lateral, la asociación de ideas y la imaginación, combinando elementos tan diferentes como la expresión personal, la influencia cultural, la conjunción de conocimientos y conceptos previos, análisis racionales o intuición pura. Entonces, ¿puede ser creativo un sistema computacional?
Las IA generativas disponibles actualmente pueden escribir historias, guiones, artículos, ensayos o textos publicitarios, además de crear todo tipo de imágenes, desde ilustraciones, fotografías realistas, retratos de personas que no existen, hasta logotipos. También pueden crear videos, canciones completas, arreglos musicales e incluso sintetizar voces humanas al extremo de hacerlas indistinguibles de grabaciones auténticas. Estas capacidades no solo están revolucionando múltiples industrias, sino que también están comenzando a ocupar roles laborales que hasta hace pocos meses eran desempeñados exclusivamente por humanos, muchos de los cuales se destacaban justamente por su creatividad.
A principios de este mes, Mira Murati, directora de tecnología de OpenAI, hizo mención a este punto en una entrevista en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Dartmouth, la institución donde se graduó. No solo advirtió que la tecnología generativa podría provocar la pérdida de puestos de trabajo en la industria creativa, sino que incluso llegó a asegurar que “tal vez esos puestos no deberían haber existido en primer lugar”. Esta declaración incendiaria la hizo en medio de una discusión sobre la huelga de guionistas y actores de Hollywood por el uso de la IA en 2023.
Muchas empresas ya descansan en ChatGPT y otros chatbots de IA para redactar comunicados de prensa, avisos de búsqueda laboral y campañas de marketing. Según una encuesta realizada recientemente por la Universidad de Duke y los bancos de la Reserva Federal de Atlanta y Richmond, en los Estados Unidos, casi el 60% de todas las empresas y el 84% de las grandes empresas de ese país ya comenzaron a utilizar inteligencia artificial para automatizar tareas que hasta el año pasado realizaban empleados. Una de las razones más fuertes que se esgrimen para recurrir a esta tecnología es reducir el gasto en trabajadores humanos, hacer que sus empleados sean más productivos y aumentar el margen de ganancias.
Otros empleos que están desapareciendo rápidamente en las plataformas donde los freelancers buscan y ofrecen sus servicios son los de redactores de contenidos, traducción y programación básica. La cantidad de ofertas laborales publicadas en portales de trabajo independiente como Fiverr y Upwork se han reducido hasta un 21% desde la aparición de ChatGPT y otros modelos de IA generativa hace menos de dos años, según un informe del Wall Street Journal.
En enero de este año, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, publicó un artículo en el blog de la entidad en el que compartía los más recientes análisis elaborados por el personal técnico del Fondo. El estudio predice que el 40% de los empleos de todo el mundo será afectado por la IA, mientras que en las economías más avanzadas este número puede alcanzar al 60%, añadiendo que en los casos más extremos, algunos de estos puestos de trabajo pueden desaparecer en su totalidad.
La investigación detalla que si bien la mitad de los trabajos expuestos a la IA pueden beneficiarse con una mejora de la productividad, para la otra mitad, las aplicaciones de inteligencia artificial realizarán tareas que actualmente realizan los humanos. Esto disminuirá la demanda laboral, llevando a salarios más bajos y a una reducción en la contratación.
Pero el FMI no es el único organismo que ha lanzado advertencias sobre la influencia de la IA en el mundo del trabajo. En la cumbre anual del G7 celebrada en Italia a mediados de este mes, los líderes de las grandes economías acordaron redactar un “plan de acción” sobre cómo la inteligencia artificial podría afectar el empleo, el trabajo y los salarios en todo el mundo. Se estima que cientos de millones de empleos son vulnerables a la automatización, y la ampliación de las brechas salariales podrían llevar a tensiones geopolíticas de consecuencias imprevisibles.
Nadie puede anticipar el verdadero impacto que tendrá la IA en el mundo del trabajo, aunque definitivamente muchos empleos cambiarán para siempre. Algunos analistas y economistas no dejan de ver el vaso medio lleno, asegurando que en el futuro próximo habrá una reconfiguración laboral y que la IA será solo un complemento que volverá a los empleados más eficientes. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, tiene una perspectiva mucho más terminante, él incluso cree que los trabajos se eliminarán por completo.
Elon Musk, uno de los fundadores de OpenAI junto a Altman y ahora acérrimo rival, comparte una visión igualmente disruptiva sobre el futuro del trabajo. En noviembre del año pasado, durante una conversación con el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, durante el cierre del Primer Encuentro Global sobre la Seguridad en la IA, Musk aseguró que llegará un punto en el que no será necesario trabajar, ya que la inteligencia artificial se encargará de todo.
Nos encontramos a las puertas de una transformación como nunca antes se ha visto en la historia de la humanidad, un escenario tan incierto como prometedor. Así como la máquina de vapor transformó la sociedad y la economía hace dos siglos, todo apunta a que la IA redefinirá nuestra relación con el trabajo de maneras que aún no podemos imaginar completamente. Es una tecnología que está avanzando a toda velocidad y, probablemente, en breve superará a los humanos en inteligencia y capacidad. Tendremos que descubrir, rápidamente, cómo hacer que sus beneficios se traduzcan en una mejora concreta para toda la sociedad y no solo para unas pocas personas.