Con 17 meses, los bebés ya tienen líderes del que esperan que intervenga cuando un miembro del grupo se rebela contra otro. Así lo comprobó un estudio que reveló que a los dos años los chicos ya tienen bien desarrollada la comprensión de las jerarquías sociales y dinámicas de poder.

El trabajo, realizado en la Universidad de Illinois, partía de la base de que los adultos esperan que los líderes de grupos sociales intervengan para detener transgresiones, sin embargo los científicos querían saber en qué momento aparecía esa expectativa.

Para eso analizaron a 120 bebés, a los que exhibieron marionetas de osos de peluche. Algunos de los niños vieron escenarios en los que participó un oso protagonista, al que otros dos osos trataron como un líder, mientras que otros bebés vieron un oso protagonista que parecía no tener autoridad sobre el resto.

En todos los escenarios, el protagonista presentó a los otros osos con dos juguetes para que compartieran, pero un oso agarró rápidamente ambos juguetes, sin dejar ninguno para el otro oso. A continuación, el protagonista rectificó esta transgresión al redistribuir uno de los juguetes del oso malvado al oso víctima, o bien el protagonista ignoró la transgresión al acercarse a cada oso sin redistribuir un juguete.

"Los escenarios diferían en el estado del protagonista, ¿era líder o no? Y en la respuesta del protagonista a la transgresión, ¿rectificó la situación o la ignoró? Los bebés miraron por más tiempo cuando el líder ignoró las malas acciones que cuando lo rectificó. Esto sugiere que los bebés esperaban que el líder interviniera y corrigiera el error en su grupo, y se sorprendieron cuando no tomó tal acción", indicaron los líderes de la investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences que fue reproducida por 20 Minutos.

Los niños también se quedaron mirando al oso malvado por más tiempo que al oso víctima cuando el líder ignoró la transgresión, como si algo sobre el malvado explicara la reticencia del líder a corregirla. Por otro lado, los bebés no parecieron sorprenderse cuando un protagonista que no era un líder no pudo reparar la misma injusticia.