Monstruos, violencia explícita, enorme crueldad, zombis son algunos de los elementos que suelen componer las películas de terror, que pese a mostrar lo peor de lo peor, suelen ser un éxito en los cines. ¿Por qué razón la gente se siente tan atraídas por ellas?

Las respuestas son múltiples según desde dónde se mire el tema. La psicología afirma que las vemos porque queremos entender nuestros temores y los miedos de la población en su conjunto. “El género de terror se dirige a nuestros miedos arquetípicos. Se puede ver en toda la historia cómo cada generación ha definido el ' terror' a su manera y se convierte en gran medida en la idea de que es algo fuera de nuestro entendimiento que nos amenaza”, explicó Paul J. Patterson de la Universidad Estatal de San José (EE.UU.), y consignó Muy Interesante.

Sin embargo, la pasión por ver cine de terror puede ir más allá del conocimiento de nuestros miedos y buscar algo más parecido a un estímulo y una respuesta segura. Un estudio realizado en 2007 halló que aquellos que estaban acostumbrados a ver cine de terror mostraban una felicidad mucho mayor al presenciar un filme de esa temática, respecto, a quienes no solían verlas.

“En el mundo real, las personas pueden experimentar, al mismo tiempo, tanto felicidad y tristeza como euforia y ansiedad. Las personas disfrutan de la emociones aunque provengan de una fuente negativa; de lo contrario, las cosas podrían ser bastante aburridas”, señaló Joel Cohen de la Universidad de Florida y autor del estudio.

En esto, ¿influye la personalidad? Aquellas personas que buscan mayores niveles de excitación tienden a elegir y disfrutar este tipo de cine porque necesitan vivir experiencias intensas, según un estudio de la Universidad de Delaware. Estas “pruebas autoimpuestas” pueden ir desde ver películas de terror a practicar actividades y deportes de riesgo como el paracaidismo.

Esta sensación de excitación puede persistir durante algún tiempo después de ver una película de terror, lo que Glenn Sparks de la Universidad de Purdue llama “proceso de transferencia de excitación”. En estos casos, sucede que la culminación de los procesos fisiológicos (presión arterial elevada, respiración agitada, latidos cardíacos rápidos) persiste después de ver la película, indicó.