La magnitud de la crisis se reflejó en el cierre de 74 farmacias que hubo desde enero, lo que implicó una pérdida de empleo superior a las 800 personas.

Un relevamiento de precios de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) arrojó que el precio de los medicamentos aumentó un 360% promedio en los últimos cuatro años.

Por su parte, según el Observatorio de Políticas Públicas, tomando como base una canasta de 123 productos de diversas características y marcas, se advierte que al menos 8 de cada 10 medicamentos relevados triplicaron sus precios en los últimos 3 años.

Ante estas evidencias, rosario3.com consultó al vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos, Fabián García quien decía que “los farmacéuticos recibimos reclamos cotidianos en ese sentido y, lo sabemos, el medicamento es un bien social y la gente necesita se le garantice acceder a él.

Desde el punto de vista económico el medicamento es un bien inelástico en cuanto a su demanda; el paciente necesita el medicamento y cuando por el costo no puede acceder al mismo nos enfrentamos a un problema muy serio.

Los farmacéuticos, que no somos formadores de precio, vemos con preocupación el aumento de los medicamentos y vivimos junto a la gente su preocupación.

En Argentina tenemos un Sistema de Salud integrado por un sinnúmero de Sistemas. Se trata de un Sistema fragmentado y segmentado. Por un lado, un Sistema Público de Salud, con sus hospitales y centro primarios de atención que entrega medicamentos.

Por el otro lado, un Sistema atendido por las Obras Sociales Gremiales a trabajadores de esos gremios a través de su actividad laboral y las Pre Pagas a sus afiliados, cuentapropistas o con recibos de sueldos, a quienes garantizan el acceso a un servicio sanitario de calidad

Cada uno de estos subsistemas se ven impactados de alguna manera y se encuentran en un cuello de botella ya que hay medicamentos que son importados que se cotizan en dólares y las sucesivas devaluaciones de nuestra moneda sumió a todos en un problema mayúsculo. Estamos hablando en muchos casos de medicamentos de alto costo para el tratamiento de enfermedades graves.

- ¿Ustedes notan que hay un menor consumo de medicamentos?

- Lo que se nota es que hay un problema económico y además una dificultad en la accesibilidad. En las farmacias además de medicamentos se venden accesorios y perfumería, rubros en los que notamos la restricción de la gente.

Nosotros veníamos viendo cómo el aumento del precio del medicamento acompañaba a la inflación; en el mes de agosto se registró un salto en los precios; de un incremento de entre el 3 y 3,6% en un pool de medicamentos que nosotros tomamos como testigos y en el mes de agosto, por ejemplo el incremento superó el 12%.

En este año llevamos acumulado entre enero a septiembre un 43% de incremento. Lo que nos pone frente a un problema de difícil solución.

Nosotros, institucionalmente, trabajamos día a día para atender este problema que se les plantea a cada farmacéutico, hoy.

Como bien de consumo inelástico, cuando la gente se ve obligada a privarse de él es porque ya antes se privó de todo; dejó de pagar el cable, dejó de salir y de consumir. Al tener que privarse del medicamento, más allá de los problemas que esto puede acarrearle, nos marca la dimensión del problema y la profundidad de la crisis que estamos atravesando.

Hay pacientes que tratan de hacer que el medicamento les dure, reduciendo por su cuenta las dosis; lo que es un contrasentido…

En varias patologías contamos con el recurso de recurrir a medicamentos de menor costo lo que les asegura a los pacientes cubrir su tratamiento. Estas opciones se manejan junto a los médicos prescriptores a los que se les pide varias opciones para escoger de entre ellos el de costo menor.

Esta es una situación que nos ocupa día a día y a la que monitoreamos permanentemente.

- ¿Existen faltantes de medicamentos?

- No, en general; tal vez algún producto puntual. Pero, en general no existen faltantes. Ni hay desabastecimiento de medicamentos.

- ¿Con las vacunas, ha habido faltantes?

- En algún momento sí los hubo. Pero fueron faltantes momentáneas. Las vacunas del El Calendario Nacional se aplican normalmente.

La secuencia a la que se pliega nuestro Colegio es promocionar la salud y prevenir enfermedades. Por lo que el costo que insume al estado proveer una vacuna es siempre más bajo que el costo que demandaría tratar la enfermedad que la ausencia de la vacuna puede ocasionar.

Que falte una vacuna es una aberración, una herejía desde el punto de vista sanitario; desde el punto de vista del costo-efectividad es, cuanto menos, una muy mala idea.

Fabián García, vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos