El 2024 no fue el mejor año para el clan Tripi, la marca delictiva que por años regenteó la venta de droga en el Fonavi Parque Oeste tras la caída del narco Walter “Dulce” Abregú hace cinco años. El último mojón en el camino cuesta abajo de los integrantes de esta familia se conoció este viernes, cuando el juez provincial Gonzalo Fernández Bussy dictó prisión preventiva para Matías Tripi y a tres de sus soldaditos. Todos habían sido aprehendidos a fines del mes pasado en inmediaciones del complejo de viviendas lindero a la ex Quinta Luciani.

Así, este arresto se suma al asesinato de Leonel Tripi a fines de febrero; a la aprehensión por parte de la Justicia federal de Alan Tripi en marzo, y al asedio de bandas rivales que –incluso desde mediados del año pasado– buscan arrancarle a sangre y fuego el negocio millonario. Ello por no contar el procedimiento trucho de policías que le plantaron tres armas a un allegado a la banda. Pistolas que habían sido utilizadas en al menos seis balaceras con el propósito de incriminar a los Tripi en causas de conmoción pública.

Para colmo ahora el juez autorizó la demolición de tres propiedades consideradas búnkeres o aguantaderos de la banda, ubicados Pedro Lino Funes al 2400, Riobamba al 5700 y pasaje Ancuña al 5700. Así lo dio a conocer el área de prensa del Ministerio Público de la Acusación.

El fiscal Carbone enumeró las últimas imputaciones que pesan sobre esta banda. Primero dijo que el soldadito Jonatan Barreto, que este viernes escapó de la comisaría 5ª y fue recapturado, cayó detenido el 28 de junio pasado en plena venta callejera de cocaína, en Pedro Lino Funes y Cerrito.

Como era de esperar y ocurre en esta modalidad de venta, le secuestraron una escasa cantidad: ocho gramos fraccionados en quince envoltorios.

“Al ser interrogado –dice la versión oficial– manifestó que había en el interior de unas varillas de metal (rejas) pertenecientes al portón de material de chapa de un monoblock y también a unos pocos metros del lugar en un pasillo interno por Pedro Lino Funes al 2100, había más envoltorios dentro de unos ladrillos huecos”.

Para el fiscal Carbone, esa droga era de Matías Tripi que ejerce la “supervisión de la venta en la vía pública de los vendedores, quiénes le rinden cuenta del rédito obtenido”.

El 29 de junio la TOE allanó en Pedro Lino Funes al 2100, domicilio de Ariel Ozan, otro sindicado integrante de la banda de Tripi.

Los uniformados vieron que desde el domicilio ubicado debajo de la finca allanada, precisamente desde la ventana, Alejandro S., arrojó un envoltorio de nylon que en su interior contenía 210 envoltorios, un total de 104 gramos de cocaína. Por eso a Ozan y Alejandro S. se les atribuyó haber tenido esa droga con fines de comercialización. “El primero los tenía en un comienzo y al momento de irrumpir la TOE los arrojó por un conducto que comunica su finca con la que habitaba Alejandro S., que los arrojó por la ventana”, dijo Carbone.

Con relación a Matías Tripi y los soldaditos Ariel Ozan y Jonatan Barreto, el juez Fernández Bussy dispuso la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley. Para Alejandro S., por 90 días.