Una familia de Pueblo Esther pasó una noche de terror el pasado martes. Cuando estaban por levantarse de la mesa después de la cena irrumpió violentamente un grupo de delincuentes. A todos los presentes les colocaron precintos en sus pies y manos. Al dueño de la casa lo golpearon en la cabeza, lo que le produjo un corte en el cuero cabelludo, y al resto de los miembros familiares los patearon en el suelo. "Amenazaban con cortarnos los dedos y prendernos fuego", señaló una de las víctimas. 

La casa está ubicada en una zona rural de Pueblo Esther, a la altura de la ruta provincial 16 en su intersección con la A012. "Entraron tres y sospecho que había uno más afuera. Yo estaba ordenando la mesa después de la cena. Eran más o menos las diez de la noche. Escuchamos como una explosión. Tumbaron la puerta con un ariete como los que usa la policía en los allanamientos y entraron. Estaban con la cara cubierta, solo se les veía los ojos, y tenían guantes de latex azul", relató a Rosario3 Florencia Soressi, una de las víctimas.

"Nos pusieron precintos en manos y pies y también nos ataron con alambres. A mi papá le pegaron con un arma en la cabeza y le hicieron un tajo. Nos pusieron a todos boca abajo y nos pateaban. Estaba mi mamá, mi papá, mis dos hermanitas y yo. Nos pedían dólares, una cifra de plata que nosotros no teníamos. ¿Quién tiene plata hoy en su casa? Nos amenazaban con cortarnos los dedos, con prendernos fuego", agregó.

Florencia supone que los delincuentes tenían "datos precisos" porque uno de ellos se dirigió a ella y le pidió directamente la llave de su "auto rojo". Casualmente, tenía un Corsa rojo de tres puertas. El vehículo fue robado y horas después fue encontrado prendido fuego en Rosario. Fue a las 2 de la mañana del miércoles. 

Los ladrones estuvieron, según la víctima, una hora adentro de su casa. Revolvieron todo el interior, golpearon a los miembros de la familia y sustrajeron dinero en efectivo, celulares que luego fueron tirados en cercanías de la vivienda y el auto que después fue incendiado. También se llevaron comida y hasta las cervezas que estaban en la heladera. "Nos dejaron sin dinero para ir al supermercado", remarcó.

"Antes de irse nos ataron y nos dejaron en forma de banana. Nosotros ya teníamos los precintos, pero después usaron cintos y ropa para hacerlo. Todos tenemos lastimaduras en los tobillos y en las muñecas", añadió.

Las víctimas pudieron dar aviso al 911 de lo ocurrido porque una de las hermanitas de Florencia logró tirar su celular debajo de la cocina, hecho que no fue advertido por los delincuentes. Después de que se fueron los maleantes, la adolescente se arrastró, logró agarrar el teléfono y desde allí llamaron a la policía