Un hombre de 28 años que se entregó este fin de semana ante la Policía de Santa Fe y confesó el crimen de una comerciante en Esperanza había estado preso hasta julio de este año por un ataque violento contra una empleada de una panadería en 2013.

J. A. R., se presentó en la subcomisaría 17ª del barrio General López en Santa Fe para confesar el asesinato de la comerciante Gabriela Degiorgio de 36 años en la ciudad de Esperanza. 

El hombre tiene una condena por golpes y tentativa de violación hacia la empleada de una panadería en 2013, en la zona sur de la capital provincial. De aquel caso se desprenden datos llamativos: el delincuente antes de golpear y abusar de la empleada le dio sus datos reales y después le confesó: "Yo estoy enfermo. Me voy a entregar". 

Según recordó diario UNO de Santa Fe, aquel episodio violento le provocó a la joven de 20 años asaltada una "doble fractura en el rostro; lesiones en el ojo izquierdo; en la oreja y en la mano derecha; politraumatismos en la cabeza y las huellas del delincuente en el cuello, que quedaron grabadas mientras intentaba asfixiarla".

El relato de la víctima de 2013 

La panadería en la que trabajaba la joven había abierto sus puertas dos meses antes del robo. El ataque fue un sábado a la siesta. "A las 14.30 ingresa un chico y me pregunta si no se necesita un panadero, que él había hecho un curso sobre eso. Se puso a hablar unos 10 minutos conmigo, contándome que necesitaba trabajo porque había sido papá hace poco en Rafaela, que su mamá había muerto cuando él tenía seis años”, relató la víctima en diálogo con Diario UNO.

Y continuó: “Yo le ofrezco tomarle los datos para pasarlos después al dueño. Me da el primer y segundo nombre y el apellido y me dicta un teléfono con característica de Rafaela. Yo me di cuenta que estaba nervioso, que miraba para afuera todo el tiempo; pero no pensé que me iba a robar. Cuando dejo el papel con sus datos en el mostrador, él me agarra, me tapa la boca y me lleva para atrás”.

El testimonio de la joven en 2013 estremece, sobre todo a la luz de lo ocurrido seis años después: “Me dijo que me iba a atar, que no grite y no paraba de pegarme. Me empezó a tocar y me dijo que me meta en el baño. Le contesté que no, me siguió pegando y me empezó a asfixiar. Yo no podía respirar, sentía que sangraba por la nariz y la boca. Sentía los golpes y me veía el pelo con sangre. No sé de dónde saqué fuerzas, zafé una mano y le pegué”.

“Recién ahí me empieza a pedir plata. Me decía que le diga dónde estaba la plata y él me daba la mitad. En medio del forcejeo él me decía que no me quería pegar y yo le contestaba que me estaba matando. «Yo estoy enfermo. Me voy a entregar», me decía y me seguía pegando. Ahí me insiste en que me calle y que otra vez me iba a atar. Me siguió pegando hasta que entró una persona a la panadería”, contó M. E.

En el momento que entró un cliente al local, el joven salió y saludó. "Entonces abre la caja registradora, saca la plata. Agarra unas latas de energizante y las toma ahí nomás, rápido. Abre mi mochila, me saca 700 pesos y mi documento. Yo salgo y le pido que no se lleve el documento, estaba incluso mi moto con las llaves puestas y todos los papeles. De la documentación se llevó solo mi DNI, agarró la llave del local y salió corriendo. Cuando el cliente entra y ve que no hay nadie, sale este chico después y ve cómo actúa, sale rápido y llama a la policía. Pero él pensó que el chico estaba solo ahí. Cuando me ve a mí salir con todo el buzo ensangrentado se desesperó".

“Cuando entró no pensé que me iba a robar, pero estaba muy drogado. Abría y cruzaba los brazos todo el tiempo y le costaba hablar, tenía como apretados los dientes, la mandíbula. Quizás por eso me dio sus datos verdaderos”, agregó.

"Quedó escrito todo en el papel en el que yo le había tomado los datos. Después de que me dieran el alta en el hospital, vinieron efectivos de la policía, creo que de una dependencia de la Mujer, para que hiciera una especie de identikit. Pero antes me muestran una foto dejando que viera solo los ojos y lo identifiqué. Era él. Me había dado su nombre verdadero y tenía ya antecedentes delictivos", agregó.

El crimen en Esperanza

En julio el joven condenado por aquel robo violento recuperó la libertad. Cuatro meses después, el pasado viernes 8 de noviembre, Gabriela Degiorgio de 37 años fue brutalmente asesinada en su local comercial de Esperanza.

El crimen fue perpetrado dentro de un local de ropa femenina ubicado a metros de la plaza principal de esa ciudad cabecera del departamento santafesino de Las Colonias.

Casi 24 horas después del atroz hecho, su matador, identificado como Jorge Alberto R - oriundo de la ciudad de Recreo-, se entregó. “No busquen más; soy el asesino”, dijo minutos antes de ser apresado.