El hombre de 24 años acusado de al menos ocho casos de robo y abuso sexual cometidos entre enero y julio pasado en distintas zonas de la ciudad recibió este viernes la condena de 20 años de prisión efectiva. Fue a través de un juicio abreviado y el veredicto fue leído pasadas las 13.30 en el Centro de Justicia Penal.

"Sí, soy culpable", confesó el violador antes de escuchar la sentencia. Esas palabras generaron llantos y consternación entre las víctimas, que concurrieron a la sala del Centro de Justicia.

De esta manera, se conoció la decisión judicial en relación a los hechos que se le imputaron: al menos 8 robos y abusos sexuales cometidos en Rosario. La detención del imputado tuvo varios capítulos que tejieron una trama “de película”.

Pablo B., imputado por ocho casos ocurridos entre el 9 de enero y el 10 de julio pasado, recibió una condena de 20 años de prisión. Fue a través de un acuerdo entre la Fiscalía, las víctimas de los ataques sexuales y la defensa del acusado. 

Al violador rosarino le adjudicaron los cargos de abuso sexual con acceso carnal, abuso sexual en grado de tentativa, abuso simple, robo calificado y simple y privación ilegítima de la libertad. Desde julio cumple prisión preventiva a pedido de la fiscal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Alejandra Raigal.

Los elementos probatorios reunidos en su contra fueron “secuestrados en el domicilio del acusado, que coinciden con elementos descriptos por las víctimas”, según había explicado la fiscal tras la audiencia imputativa. Entre ellos mencionó “la moto, el casco y la caja blanca utilizada” en la mayoría de los casos. Además, fueron clave las ruedas de reconocimiento realizadas la semana pasada donde “la mayoría de las mujeres lo han reconocido” como el autor de las agresiones.

De acuerdo a lo que describió en esa oportunidad, “el mismo modus operandi” del acusado era el siguiente: ingresaba a locales comerciales en calidad de cliente con la excusa de consultar por elementos o mercadería, para luego amedrentar a las victimas, amenazarlas, trasladándolas hacia otro ambiente del local, maniatándolas, aprovechándose de la situación para abusar sexualmente de ellas, sustrayendo además dinero en efectivo, dándose a la fuga en su motocicleta.

Detenido equivocado

A principio de julio la Justicia detuvo a un hombre de 33 años en un procedimiento de zona sudeste a quien vinculaban con los hechos. Sin embargo, tras ser sometido a una rueda de reconocimiento, las víctimas no lo reconocieron como el agresor.

La clave era una cicatriz en el rostro. Las mujeres violentadas habían coincidido en este rasgo físico y el muchacho apresado no lo tenía.

Hermanos en moto

Días después las pesquisas llegaron hasta dos hermanos gracias a que se pudo identificar la patente de una moto que una de las víctimas pudo anotar cuando el violador se presentó por segunda vez en el comercio donde trabaja.

La fiscal Alejandra Raigal ordenó entonces la detención de los dos hombres para realizar una rueda de reconocimiento, en la cual siete mujeres que sufrieron asaltos y/o abusos reconocieron a Pablo B.