Hay cambio de paradigma. Por unas pocas semanas, pero hay cambio de paradigma. Europa mira a Sudamérica. El superclásico, una final de dimensiones y protagonistas inéditos, atrae al poder del fútbol, que espera el partido de mañana con muchas expectativas.

Esta semana, al final del partido por la Champions entre Juventus y Manchester United, dos gigantes de Italia e Inglaterra, José Mourinho les hace entender a los italianos que no los escucha después de hacerles dos goles sobre la hora y ganarles. Apenas ingresado al vestuario aún bajo un coro de silbidos e insultos, el ex entrenador de Inter es consultado sorpresivamente por la súper final de la Libertadores. “No sé quién va a ganar, pero lo voy a mirar”, asegura con interés el portugués.

Mañana a las 17 serán las 21 en Madrid, en Barcelona, en París, en Nápoles; las 20 en Londres; las 4 de la mañana en Beijing y las 5 en Tokio.

La Conmebol rompió todos los moldes y apenas consumada la clasificación de Boca frente a Palmeiras, cambió las fechas. De miércoles a sábados, de 7 a 10 de noviembre y de 28 a 24. No podía desperdiciar semejante negocio económico y de penetración futbolística. Por eso sábados y no domingos. Porque no es lo mismo que las finales se jueguen en la madrugada del domingo chino que en la madrugada del lunes.

Jamás jugaron una final internacional Barcelona-Real Madrid, ni Juventus-Inter, ni Liverpool-Manchester United. Tampoco existe otro megaclásico con protagonistas nacidos en una misma ciudad.

Boca-River, River-Boca no existe ni se consigue en el Viejo Continente. No hay magnate que lo compre.

"Las autoridades de Buenos Aires están listas para darle la bienvenida al presidente ruso, Vladimir Putin, en el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores… Si quiere venir a ver el partido, no hay inconveniente. Si viene, supone un operativo de seguridad especial para un mandatario“, dice Martín Ocampo, ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, mientras ruega que no venga.

El mandatario ruso podría adelantar su viaje para el G20 para ver la revancha en el Monumental, aunque la embajada rusa aún no hizo ningún pedido al respecto.

Gigi Buffon, uno de los arqueros más importantes de todos los tiempos quiere que gane Boca por su relación con Tevez.

“Por la relación que tengo con Carlos, prefiero Boca. Le queda regalarse una alegría enorme. Juntos perdimos una final de Champions. Quiero que haga feliz a su pueblo y se haga feliz a sí mismo", cuenta tras el empate 1 a 1 frente a Napoli con su PSG por la Champions.

El asturiano Juan Mata le hizo un golazo a Juventus con su United por la Champions y después habló del superclásico con pelos y señales.

"Me pone feliz, para el fútbol argentino, ojalá que sea un gran partido, que el espectáculo realmente esté en el terreno de juego. Lo veremos desde el hotel porque es el día anterior del derbi (de Manchester), así que lo veremos con Marcos Rojo y Segio Romero y disfrutaremos de un partido tan grande en Argentina, donde el fútbol es casi una religión… Siempre River me ha gustado porque tiene jugadores técnicos, jugadores que les gusta jugar más o menos el fútbol que me gusta a mí. Boca, obviamente, tiene una historia fantástica, con grandísimos jugadores, como Riquelme, como Maradona; una afición fantástica. No me puedo quedar con ninguno, pero desde luego es una noticia muy buena para el fútbol mundial y para el fútbol argentino que jueguen esta grandísima final".

Fieles a sus orígenes ultralocalistas, Icardi y Lo Celso le esquivan el bulto a las preferencias superclásicas y se ponen la camiseta.

“Soy hincha de Newell’s, miró a Newell’s”, dice Mauro en Milán. “Quiero que gane Central”, contesta sonriendo Gio en Sevilla.

A fines de 1974, Eliseo Subiela fue el director de una publicidad de botines marca Interminable.

La acción transcurría en el estadio monumental y el Ratón Rubén Ayala, una gloria de San Lorenzo que triunfaba en Atlético de Madrid, le pegaba de volea a una pelota y decía con su voz de niño “en Europa no se consiguen”.

“Interminable, el calzado deportivo de los campeones, cómprelo aquí porque…”, decía con suspenso el locutor. “En Europa no se consiguen…”, remataba el Ratón. Interminable, el calzado deportivo más fino del mundo. Cómprelo en los mejores negocios”, cerraba el aviso con una calidad cinematográfica sorprendente para la época a la altura de la jerarquía de Subiela.

Pasaron las décadas y los mejores botines se consiguen en Europa. Pero una final internacional entre River y Boca, en Europa no se consigue, sólo se mira por TV… Desde las 17 de acá.