—Hace tiempo que no la veía señora, ¿algún problema?
—Sí, grave y simple a la vez. A la fuerza, pese a mis años he tenido que regresar al transporte en colectivo. Una cuestión sencilla. El taxi aumentó por razones obvias. Y los jubilados no los podemos tomar con la misma frecuencia, también por razones obvias. Pero hoy llueve mucho, por lo que el costo de este viaje lo considero una inversión en salud.
—Es tal cual, doña. ¿Vamos al Hospital Centenario? ¿Sí? ¿Alguna novedad con las hepatitis?
—No, esta vez voy a la inauguración del Hospital de Simulación.
—¿Hospital de Simulación? ¿De qué se trata eso?
—Una maravilla. Le cuento. Desde siempre, siempre, los estudiantes hemos practicado sobre animales. cadáveres y pacientes. Era tremendo en el caso de la obstetricia, tener que revisar a una mujer en trabajo de parto, sin tener la menor experiencia. Las estudiantes poníamos nuestras manos temblorosas sobre ellas o adentro de ellas. Las pobres soportaban en silencio como si tuvieran que pagar ese precio para recibir una atención gratuita. ¿Se da cuenta? Hacíamos partos con la partera a nuestro lado. pero temblábamos de miedo, el aprendizaje era difícil para todos. Lo mismo en otras carreras. ¿Se imagina cirugía? 
—¡Uy! No se me había ocurrido pensar en eso. Pero claro, debe haber sido así nomás, me imagino. ¿Y cómo es ahora?
—Se trata de nuevas tecnologías adoptadas por los principales países del mundo, y Rosario no está ausente. Mire, se hace con muñecos Reanimación cardio- pulmonar, en cirugía se opera de todo, un corte con el bisturí parece de verdad, hay prácticas clínicas, trabajo de parto, partos, en neonatología a los recién nacidos se los intuba, se usan incubadoras, todo parece muy real. Le aseguro que con estos hospitales se ha dado un salto precioso en la humanidad. Ahora los egresados saldrán de la universidad con una experiencia que jamás soñamos los que cursamos carreras en años anteriores. Es emocionante y beneficioso. Si usted lo viera, los muñecos simula. tos, respiración, náuseas y hasta paros cardíacos. ¡Está tan bien montado! Las suturas parecen reales. Tiene terapia intensiva e intermedia, más enfermería y administración. Mire para que se de una idea le cuento que se tardó unos años en realizarlo y costó como 5 millones de pesos. Claro que uno vive tan apurado que no se da cuenta de que esto también sucede en Rosario. Desde ahora cuando la gente se encuentre atendida por un médico joven ya no tendrá que tener temor, porque salen de la Facultad de Medicina con una práctica que antes no tenían.
—¿Sabe qué. Cuando hablo con usted, me queda la sensación de que uno a veces vive como encerrado en un termo. La pucha que es importante. Llegamos. Hasta la próxima, doña.