Una lección valiosa. Eso es lo que integrantes de la clase política podrían aprender del mecanismo y los protocolos de acción previos a la llegada del Huracán Matthew, al cierre de esta nota considerado una fuerza de la naturaleza capaz de producir daños incalculables. No solo materiales. Sino humanos y, por supuesto, políticos.

El gobernador de Florida, RICK Scott, alertó a la población del estado que esta tormenta no debe tomarse a la ligera: "Esta tormenta matara gente", advirtió en la mañana de este jueves durante una conferencia de prensa. 

Con un lenguaje liso y llano, de llegada inmediata, el primer mandatario del estado que espera el impacto de un huracán categoría 4 (la más devastadora según el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos) advierte que a pesar de la decisión de organizar decenas de centros de evacuados en todo el sector medio y norte del estado (de público accesos través de FloridaDisaster.org) , de la decisión de mantener desde este miércoles a la tarde cerrada la actividad comercial y de disponer el cierre de bancos y escuelas, así como al poder judicial, hay cosas que escapan de control. Y las consecuencias pueden ser fatales. 

Cinco millones de personas fueron movilizadas en Florida. Se esperaba que 2,5 millones de personas se quedaran sin luz a causa de la "monster storm". Pero lejos de desdramatizar, desde el presidente Barack Obama (demócrata), que declaro el estado de emergencia antes de que se muera un solo estadounidense, al gobernador Scott (republicano), que dijo lo fatal que puede ser la arrogancia de exponerse, eligieron seguir un dicho popular que es ya una máxima: prepárate para lo peor, espera lo mejor (let'a hope for the best, prepare for the worse). Lejos de la contradicción, esta expresión encierra un consejo: el de hacer todo lo que esté al alcance. Dramatizar en el discurso, incluso exagerar, pero no dejar de actuar. Nadie les recriminara que tuvieron información exageradamente pesimista ni que se excedieron. Ante la falta de acción, no lo dejarán pasar. Menos en un año electoral como este. 

Volvamos a nuestra cultura. La acción política es exactamente la inversa. Por caso, ante el problema del narcotráfico, un huracán que azota a América latina y se trasnacionalizó ante la laxitud del combate contra el lavado de activos, la reacción ha sido minimizar el problema. Tratar de sacarlo del foco político o incluso dirigirlo políticamente. Con el problema de la violencia, sé acuñó una expresión ambigua para explicar muchas muertes, "violencia interpersonal". 

Si sucedieron desastres como desmoronamientos y aludes en Salta o inundaciones en el Nordeste, o incluso en la capital de la provincia, años atrás, las explicaciones llegaron luego de las muertes. Incluso hubo quienes culparon a "desastres de la naturaleza" y su carácter Imposible de anticipar. Señores, dos cosas: la investigación seria permite hoy calcular estadísticamente cosas que posiblemente pasen. El consumo de sustancias ilegales, la plata que mueve, la cantidad de victimas que produce. La fuerza de los vientos, la crecida de las aguas, las personas que viven expuestas a peligros como esos. 

Es bueno mirar otros lugares. Tratar de pensar por qué hay cosas que funcionan diferente en otras culturas. Pero eso exige anticiparse y dramatizar, si es necesario exageradamente. Se hace para salvar vidas. Uno de los deberes más importantes de las personas que representan a otras en el ejercicio de gobierno. "Prepare for the worse, hope for the best"

Hasta ahora casi nadie lo ha hecho. O bien hay poco que mostrar y desdramatizar es un intento por pagar el menor costo político posible. O no existe la posibilidad de anticiparse a desastres. Ninguno de los dos panoramas es alentador.