Hojeando un libro sobre Virginia Woolf publicado por la National Gallery de Londres, encuentro a Virginia posando para la revista Vogue. Con numerosas apariciones, como con cierta asiduidad.

Una vez más me obnubila esta mujer a quien considero inagotablemente fascinante.

Virginia, feminista de la primera hora, referente indiscutido de la literatura internacional, quien nos alienta a las mujeres a tener un “cuarto propio” con una llave (como símbolo de independencia y autonomía) en el cual nos dediquemos a ser nosotras mismas, con nuestros deseos, expectativas, ambiciones y objetivos.

Posaba espléndida en una revista reconocida como ícono de moda y actualidad. La “Biblia de la moda” como muchos la llaman. ¿Podía una literata como ella aparecer en una publicación que tiene a la “frívola moda” como centro? ¿No son acaso opuestos?

Woolf lo hace de nuevo. Condensa en una sola persona intelectualidad, irreverencia, inteligencia, feminidad, moda, estética, belleza. Woolf es una mujer y todas las mujeres al mismo tiempo.

La escritora británica Terry Newman en su más reciente publicación “Legendary authors and the clothes they wore” (“Autores legendarios y la ropa que usaban” Harper Design. 2017.) describe a través del análisis de la vestimenta y las elecciones de vestuario de 50 escritoras y escritores (incluida Virgina Woolf) la conexión secreta entre el mundo interior de los autores y su forma de comunicarlo por medio de la moda, traspasando aún su escritura.

Y la magia sucede. Sorpresivamente, la moda por definición volátil y pasajera, se fusiona con la perennidad de la escritura y resulta en un elemento que formará parte de la historia para siempre.

Ninguna de las elecciones que hacemos en torno a cómo vestimos es casual, aunque no lo notemos o nos resistamos a reconocerlo. Incluso a quien no le interesa cómo se viste está comunicando una línea de pensamiento.

La moda es un mensaje antropológico, es expresión de individualidad, cultura, empoderamiento, fuerza. Es una herramienta valiosísima, sigilosa y multitudinaria a la que no debe temerse.

Si el eje de análisis se transpola desde aquellos célebres escritores hacia cualquier persona que resulte anónima para un número indeterminado de sujetos, advertimos que nadie tiene sólo una faceta y la moda y el modo de vestirnos, acompaña cada uno de los capítulos de nuestra vida.

Somos innatamente facetados, complejos, una multiplicidad de nosotros mismos. La moda transmuta desde el espacio frívolo y vacío en el que injustamente se la pretende encasillar para convertirse en un acto de liberación, una expresión de arte, un manifiesto de originalidad personal.

La moda viste lo que se ve pero comunica mucho más allá de eso.

“La autenticidad es crucial para la longevidad, y por eso el carácter es la clave para verse bien: sentir y creer que lo que uno hace, dice y viste se traduce en un carisma no negociable.” (Terry Newman, 2017).