La hija mayor de Mauricio Macri, Gimena, se casó con una ceremonia muy íntima, en medio de una semana agitadísima por el lanzamiento del libro de su tío Mariano Macri. La pareja tiene un perfil muy bajo, ambos son artistas plásticos.

De acuerdo a lo que publicó Perfil, el yerno de Macri, Pablo Siquier, es uno de los artistas plásticos argentinos mejor cotizados. El arte forma parte central en la vida de Siquier y también de Gimena a partir de la adolescencia. Como ella declaró en el sitio Bola de nieve: “No pintaba ni dibujaba mucho cuando era chica, mi primer acercamiento a la pintura fue recién cuando tenía 15 años, en el taller de Romina Salem Taborda, en su taller me convencí de que quería ser artista y decidí estudiar Bellas Artes”, dijo la hija del ex presidente y de su primera esposa Yvonne Bordeu. 

Gimena concurrió a la Universidad Nacional del Arte y participó de talleres con distintos artistas como Carolina Antoniadis, e integró muestras colectivas y algunas individuales; incluso obras suyas estuvieron en varias ediciones de arteBA.

En el caso de Pablo Siquier, que el lunes 26 de octubre cumplió 59 años, sus obras forman parte de colecciones argentinas e internacionales, también decoran estaciones de subte como la que está en uno de los sectores de confluencia que hay bajo el Obelisco; una de las fachadas de El Porteño- el edificio de Alan Faena en Puerto Madero-, la “famosa Manzana 66” -la plaza que se hizo en Avenida Jujuy, Avenida Belgrano, Moreno y Catamarca- tiene diseño suyo; y durante la presidencia de su yerno -Mauricio Macri-, un cuadro suyo decoró la quinta de Olivos porque Siquier es uno de los pintores preferidos de Juliana Awada. 

Gimena Macri tiene 34 años, y como sus hermanos Caico y Agustina eligieron el camino artístico. Siquier está separado y tiene un hijo de su primer matrimonio; y está en pareja hace más de cuatro años con Gimena. Para dar idea del mencionado bajo perfil de ambos, las veces que participaron como invitados en las comidas anuales de la Fundación de Amigos de Bellas Artes, siempre se movieron con discreción y evitando las fotos, aún cuando ocupaban la mesa de la art dealer de Siquier, Orly Benzacar.