"Quería escribir desde el punto de vista de una mujer deseante, peligrosa y bohemia. Charles Bukowski, Henry Miller, hay montones de escritores que hablan de su proceso creativo y están cogiendo, también escribiendo y emborrachándose, siendo descontrolados, pero no tenés esa narrativa del lado de la mujer. Yo quería hacer este libro por eso", dijo la escritora Pola Oloixarac a la agencia Télam.

Esa mujer deseante es Mona Tarrile-Byrne, protagonista de Mona (Random House), su tercera novela.

Me interesan esos lugares donde el goce se transforma en dolor, porque la complejidad del deseo no te permite escindir con facilidad. La separación entre goce y dolor es muy puritana, es difícil andar negando el inconsciente, nos transforma en seres muy planos, cuando en realidad hacemos cosas que no estamos exactamente queriendo hacer”, abundó la autora.

Atravesada por un erotismo explícito y el registro fantástico, la trama está centrada en una escritora peruana (la Mona del título) que debe pasar cuatro días junto a otros escritores para conocer quién de ellos se lleva el "el galardón literario más importante de Europa”.

El lugar de reclusión es un resort frente al mar en un recóndito lugar de Suecia.  La espera consiste en una serie de jornadas de “intercambio” en las que el mundo literario se mira el ombligo mientras arde la hoguera de las vanidades.

“Me interesa pensar los libros como comedias de ideas", aseguró la autora en la entrevista con la agencia de noticias. Y eso hace mientras disecciona el comportamiento en espacios sofisticados de y para escritores o ensaya sobre la cuestión más metafísica de la escritura.

Nacida en Buenos Aires, Oloixarac es además de escritora –ante de Mona publicó Las teorías salvajes y Las constelaciones oscuras– traductora. Este segundo oficio marcó significativamente esta última novela

Tenía que escribir en un español que no fuera argentino, había empezado los primeros capítulos en inglés, porque vivía en San Francisco, pero había cosas que para poder manifestar en su poderío tenían que ser en español. Así que traduje lo que tenía y me di cuenta de que ahí tenía otra voz, y que esa voz me llevaría por otro camino. Terminé la novela respetando ese hallazgo, está escrita en español pero ambientada en esta otra lengua que descubrí traduciendo”, contó.

Al ser consultada sobre el modo en que su herencia ligada al quechua y abuelas cholas aparecen en la narración, Oloixarac se manifestó partidaria de “un feminismo quechua, un feminismo que suba desde los ríos, que nos permita pensar nuestras relaciones desde nuestras vertientes americanistas. Un feminismo cosmogónico”. 

Quiero pensar el cosmos desde el punto de vista del feminismo porque es lo que venimos haciendo como especie, adjudicamos siempre muchísimo poder a la mujer pero narraciones como el patriarcado tratan de dominar esa naturaleza fuera de control. Pensá que hasta hace muy poco el misterio de la fertilidad era algo que generaba terror, la mujer conectada con lo oculto, seguía siendo algo incognoscible, esas son todas formas del monstruo”, cerró Oloixarac.

Podés empezar a lee Mona acá.