Anna Dovgaliuk, una activista feminista de San Petersburgo (Rusia), lanzó este 25 de septiembre un video manifiesto dedicado a la lucha contra el “manspreading”, la costumbre de algunos hombres, al sentarse en el transporte público, de abrir las piernas hasta el punto de ocupar el espacio de otro pasajero. Dovgaliuk afirma que las feministas luchan contra ese hábito en muchos países, pero que en Rusia hasta el momento el problema no había sido discutido en público.

“Es extremadamente importante para mí llamar la atención de las personas hacia este tema, para provocar una discusión y, en consecuencia, la creación de normas legislativas que penalicen el 'manspreading', porque se trata de una falta de respeto público hacia las mujeres y niños y es una vergüenza para la sociedad”, dijo la activista.

Divgaliuk y un grupo que la apoya vertieron una solución de agua con lejía –agua que mancha– sobre las entrepiernas de pasajeros del metro de San Petersburgo que estaban sentados con las piernas demasiado abiertas y, según su opinión, demostraban de ese modo su machismo.

El texto que acompaña al video asegura que la solución fue vertida a unos "70 ejemplares".

La absoluta mayoría de los comentaristas del video son hombres indignados: algunos de ellos tratan de explicar la postura de piernas abiertas con la fisiología masculina, otros directamente amenazan a la activista con acciones legales o incluso físicas de llegar a convertirse en objetivos de su campaña.