María Cristina Gómez es una docente rosarina que fue elegida como una de las 50 mejores docentes del mundo en el Global Teacher Prize 2019, considerado como el Nobel de la Educación, iniciativa de la Fundación Varkey, una entidad internacional con sede en Londres y Dubai que busca valorar la excelencia docente. Otro finalista argentino es el docente Martín Salvetti, la provincia de Buenos Aires. Ambos fueron seleccionados entre 10 mil postulantes. “La educación es la solución a todos los problemas", señaló la profesora.

En contacto con el programa A Diario en Radio 2, Gómez compartió la “emoción enorme” que le causó la distinción. Profesora de Historia, Formación Ética, Ciudadanía y Sociología de las Escuelas Nº 572 El Ceibo y la Nº 8185 Santa Margarita de Rosario, consideró que es “la cara visible de una labor de muchos docentes que tratamos de dar lo mejor para los chicos con calidad, que buscamos hacer lo mejor en nuestra tarea profesional y visibilizar que la educación no es un problema sino la solución de un país”, sostuvo.

Sobre su experiencia en ambas instituciones, manifestó: “Es muy gratificante, siempre apostamos por la calidad y la inclusión con exigencia y espero poder demostrar que hay otras posibilidades”. Con este ánimo fue construyendo a lo largo de su carrera, múltiples puentes para sus alumnos, como por ejemplo, la incorporación de algunos de ellos a iniciativas de alta exigencia, como el Modelo de Naciones Unidas. También desarrolló proyectos para que los chicos continuaran sus estudios en la universidad, así como también gestionó becas para apoyarlos económicamente.

Reconocida como Profesora innovadora Experta de Microsoft, además promueve programas de educación por La Paz y ayudó a lanzar la red de escuelas innovadoras del Centro Educativo de Rosario. “Es un orgullo que un chico que en segundo año nadie veía nada maravilloso en él hoy poder verlo en la universidad o trabajando, siendo pleno, todo un ciudadano. Ése es el mayor orgullo que una docente puede tener”, observó.

Consultada sobre los contextos hostiles en los que enseña, manifestó: “La vulnerabilidad tiene muchas facetas pero hay que revertirla y crear resiliencia en los chicos, no darles una palmadita, hay que ver un futuro en ese chico, ver qué puedo hacer para su situación. Cuando una le muestra al chico algo que le interesa y las vas apoyando, ve con hechos un correlato en su vida real, el chico se engancha”.

Finalmente, consideró que ve a cada alumno “único” y advirtió: “Cada año es una hoja en blanco y eso es lo que les digo cuando comenzamos, no importa lo que pasó el año pasado”.