En junio de 2016 hubo elecciones en Newells Old Boys. 9.647 socios fueron a las urnas y ganó Eduardo Bermúdez (Rojinegro Querido) con 2.803 votos y mas atrás quedó Luis Facciano con una diferencia de 300 votos. 

La flamante conducción estaba integrada por 16 miembros, donde todos pensaban, actuaban y se dirigían hacia un mismo camino. Ese camino era dejar en el pasado todo lo que había realizado la comisión anterior y poner claridad en la institución. 

En estos dos años, no sólo no ocurrió nada que se diferencie de lo anterior sino que han llevado al club a una incertidumbre generalizada. Ya renunciaron 7 miembros, hay divisiones internas muy marcadas y el futuro se complica cada vez mas. 

El presidente Bermúdez demostró que no tiene control de la situación y que su poder cada vez es mas débil ante sus pares. Pensar que el jugador mas importante del Mundo, Lio Messi, hace algunos días ratificó –ya lo había manifestado en varias oportunidades- que le gustaría jugar en el club de su corazón al menos 6 meses donde muchos simpatizantes nuevamente volvieron a soñar, a ilusionarse con tener al “Diez” vistiendo la casaca rojinegra. 

Si hubiese una dirigencia seria, ya tendría que trabajar a futuro pensando en cómo hacer para que pueda llevarse a cabo una gestión tan extraordinaria como seria traer al mejor de todos como ocurrió en la década del 90 con la llegada de Diego Armando Maradona, bajo la conducción de Walter Cattáneo, uno de los mas destacados directivos que tuvo la entidad rojinegra. 

Claro, que esos eran otros tiempos. En realidad eran otros tiempos, Newells tenía otros dirigentes y sobre todo, otro presidente, que estaba a la altura de la circunstancias. Muy alejado de esta realidad.