De regreso a Rosario para asistir a “Tríptico de la Infancia. Política y poética. Un congresito para adultos”, el pedagogo italiano Francesco Tonucci se refirió a la infancia en Argentina y, especialmente, a la niñez en un contexto de pobreza. Sin embargo, también se expresó en relación al consumismo y advirtió que el exceso de cosas también afecta negativamente a los más chicos.

En diálogo con Radiópolis, el programa de Roberto Caferra en Radio 2, el pensador y dibujante italiano, impulsor del proyecto de la Ciudad de los Niños en Rosario, sostuvo sobre el actual escenario en el que viven niños y niñas: “Era tradición recibir un mundo prestado y devolverlo mejor pero lo estamos haciendo muy mal y por eso vale la pena confiar en la infancia, escuchar a los niños que son bastante más libres, no son esclavos de mitos, la prisa, intereses, dinero o robos”, sostuvo. En ese sentido, manifestó la necesidad de desarrollar la capacidad de escucharlos y tener en cuenta lo que dicen.

Ante la consulta sobre cómo se puede desarrollar la infancia en un contexto de pobreza, Tonucci señaló: “Los niños nos necesitan para salir de la pobreza, un niño pobre vive mal, tiene problemas con su futuro, puede salir con muchos problemas y llegar a ser un adulto que a la sociedad le va a costar un gasto enorme”.

En este sentido, destacó: “Hay que cuidar la infancia, por ejemplo, el tiempo de amamantamiento tiene que ser más largo que lo que es hoy, es una inversión. Los niños que han podido amamantarse por mucho tiempo son más sanos y la salud es uno de los gastos más importantes en nuestros países. Estos niños son más productivos y tranquilos”.

Si las carencias materiales repercuten en la crianza, también genera impacto en los niños el consumo excesivo, una característica muy usual en este tiempo. “El mercado es una esclavitud que nos obliga a hacer elecciones que no son nuestras sino suyas”, remarcó.

El especialista observó que en un mundo donde hay “supermercados para niños”, se hace vital “aconsejarles a los padres que se liberen de esta esclavitud para que sus hijos no caigan en lo mismo”.

Finalmente, opinó que las pretensiones que desarrollan los más chiquitos en cuanto a una marca o a determinado celular “son consumos absolutamente inventados y construidos sin necesidad, lo cual no es una forma de educar correctamente”.

Tonucci admite que de cara al futuro, su condición de padre y abuelo lo obligar a “ser optimista”. Sin embargo, cuando mira hacia atrás y ve su propia infancia, la prefiere a la de muchos chicos del presente: “He tenido la suerte de nacer en la guerra –dijo y se sorprendió por sus propias palabras, que enseguida explicó– no es que lo desee para nadie, pero fue un período muy rico en posibilidades, en el que no había dinero y tuvimos que construirlo todo, junto a los padres y los abuelos”, terminó.