Dos estudios que se publican en «Nature» y en «Science of Translational Medicine» demuestran que incluso los refugios más recónditos del VIH, el virus que causa el sida, pueden ser atacados por los nuevos medicamentos. Los resultados de estos dos trabajos, realizado en humanos y en monos, pueden suponer un gran paso en la ansiada curación de las personas con VIH y, como consecuencia, en su erradicación.

Cada vez es más frecuente que medicamentos diseñados para una enfermedad tengan un efecto ‘colateral’ en otra. Así parece haber ocurrido con un medicamento aprobado para la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), una enfermedad de la que en España se diagnostican cada año unos 2.000 nuevos casos.

Se trata de un fármaco denominado vedolizumab que, en el primer estudio llevado a cabo con pacientes con EII y VIH, demostró que interrumpía la concentración de células T infectadas de VIH en el intestino que forman de los denominados reservorios o santuarios del VIH. Según sus autores, este fármaco podría algún día ser una gran ayuda para desarrollar una cura para el VIH.

Aunque los fármacos antivirales modernos pueden mantener al VIH a raya, todavía no existe un tratamiento que elimine el virus del cuerpo. Un obstáculo clave es la capacidad del virus para infectar las células T que residen en los tejidos de la mucosa del tracto gastrointestinal.