París y otras ciudades de Francia volvieron a ser escenario de violentas manifestaciones contra el gobierno de Emmanuel Macron. Los números parcial conocidos a primera hora de la tarde eran elocuentes: había más de 1300 detenidos y 118 heridos. 

Le rebelión denominada de los “chalecos amarillos” que se originó por subas en los combustibles e impuestos se extendió en sus consignas y apunta a la política económica. Este sábado hubo nuevas muestras de furia bajo el grito de "¡Macron, dimisión!", en medio de un dispositivo de seguridad excepcional para evitar más estallidos de violencia.

Las protestas reunieron este sábado a 125.000 personas en toda Francia, de los cuales 10.000 estaban en París. Al grupo inicial de reclamo vinculado al transporte se sumaron con el correr de los días los sindicatos y los estudiantes.

Las fuerzas del orden llevaron a cabo 1.385 detenciones, anunció el ministro de Interior, Christophe Castaner.

Esa era la cifra de arrestos a las 18 hora local va a aumentar todavía puesto que los disturbios continúan en la capital y en otras ciudades, afirmó Castaner en una conferencia de prensa junto al primer ministro, Édouard Philippe, que felicitó la acción de la policía.

"Las fuerzas del orden han hecho que se respete la ley", subrayó Philippe, que puso el acento en que ahora es momento para el diálogo que ya empezó él mismo con los "chalecos amarillos" el sábado y que "debe continuar".

"Chalecos amarillos" en Bruselas

La protesta se hizo extensiva a Bruselas, capital de Bélgica, donde diez personas fueron detenidas hoy durante una manifestación de los llamados "chalecos amarillos".

Se concentraron unas 1.000 personas entre un fuerte despliegue de la policía, que cerró el acceso de forma intermitente a varias zonas del centro de la ciudad.

La mayoría de las detenciones se produjo por lanzar objetos contra los agentes y por portar objetos prohibidos.

Desde la mañana, la policía cortó los accesos para vehículos y peatones al barrio de las instituciones europeas, dónde tenían previsto congregarse los manifestantes, que fueron convocados a través de las redes sociales.

Esto provocó la dispersión de los mismos por zonas cercanas, próximas a las instituciones belgas y a la estación de tren Gare du Nord de la capital belga, dónde algunos manifestantes volcaron vehículos y arrancaron señales de tráfico, informa la cadena de televisión RTBF.

A primera hora de la tarde los manifestantes, en su mayoría muy jóvenes, se movían ya solo en pequeños grupos, vigilados muy de cerca por patrullas de antidisturbios que les superaban en número e iban acompañados de camiones con cañones de agua, según pudo constatar Efe.

En todo caso, las dimensiones de la manifestación en la capital belga fueron muy inferiores a las de las movilizaciones de hoy en Francia, donde nació este movimiento que después se extendió a la vecina Bélgica.

Las movilizaciones comenzaron en protesta por el aumento de las tasas a los carburantes en Francia, pero las demandas se han ampliado a reivindicaciones como un incremento de los salarios, más medidas de control democrático o una mejora de los servicios públicos.

De hecho, el Gobierno belga decidió no subir los precios del diesel y la gasolina en 2019 tras reunirse con representantes de los "chalecos amarillos" esta semana, pero la medida no ha sido suficiente para evitar la manifestación.