Un hombre de 47 años, que fue víctima de abusos sexuales desde los 8 y vive en el Reino Unido, está decidido a relanzar su vida. Tanto que, siendo aún virgen, manifestó su voluntad de formar una familia y se está animando a entrar en el mundo de las citas por internet.
Matt ha tenido problemas con su vida íntima durante toda su adultez. “Por mucho tiempo en mi vida frustré esa posibilidad (de estar con alguien). Vivía en un mundo de fantasía o ponía a las mujeres en un pedestal como una forma de no hacer nada”, dice, según cita la BBC.
Los temores de Matt acerca de crear relaciones cercanas provienen de su infancia en una ciudad costera del suroeste de Reino Unido.
Un día caluroso cuando tenía 8 años, después de jugar al fútbol, entró en un baño público. Dos hombres lo siguieron.
Uno de ellos lo felicitó por el juego y dijo que Matt los había saludado a ambos desde el campo de fútbol.
Matt dijo que no los reconocía. Pero los hombres insistieron llamándolo mentiroso y amenazándolo con contarle su entrenador sobre su comportamiento grosero.
En ese momento, uno de los hombres fingió un dolor en el área de la ingle. El otro le dijo a Matt que era su culpa ya que había herido los sentimientos del hombre.
Entonces le sugirió a Matt que debía frotar la ingle del hombre para que éste se sintiera mejor. Matt cuenta que él sabía que eso no estaba bien y comenzó a llorar.
Los hombres continuaron insistiendo en que Matt hiciera lo que ellos querían, ejerciendo cada vez más presión. Al final, cedió.
Esa noche apenas comió. Dice que es difícil sobreestimar la sensación de confusión y culpa que experimentó. No creía que se lo podía contar a sus padres porque de alguna manera se sentía responsable de lo que había pasado.
A pesar de que la experiencia lo había atormentado profundamente, Matt volvió a cruzarse con sus abusadores durante los siguientes 18 meses. Fue abusado en más de 30 ocasiones en 12 baños públicos diferentes y, una vez, en un apartamento. En una oportunidad otros hombres y niños se unieron.
"Te controlan amenazándote con que las cosas empeorarán", dice, tratando de explicar por qué volvió a ver a esos hombres.
Cuando los maltratados finalmente cesaron, Matt se prometió a sí mismo que nadie volvería a hacerle daño. Dice que fue como si algo dentro de él se cerrara.
"Durante gran parte de mi vida adulta tuve problemas con la intimidad sexual. Por años imaginé que el sexo era algo realmente incómodo y horrible”, dice.
"Cualquier chica que mostraba interés en mí, yo me escapaba. Mi miedo era, que en algún momento, quisiera tener sexo", agrega.
Jugar al rugby lo ayudó a canalizar sus sentimientos, especialmente la rabia que sentía por dentro.
Abordar agresivamente a otros jugadores se convirtió en una forma de lidiar con la sensación de intimidación que sentía en presencia de otros hombres.
Otro escape emocional fue el alcohol.
Matt comenzó a beber a los 15 años. A los 17 robaba para financiar su vicio y en su juventud dependía del alcohol para pasar el día.
"Inicialmente bebía porque me sentía mucho mejor borracho que sobrio", describe.
A los 20 años, Matt sufrió un colapso y fue expulsado de la universidad. Volvió a vivir con sus padres, sabiendo que necesitaba ayuda. Fue a Alcohólicos Anónimos, donde encontró un sentido de espiritualidad que se convirtió en la base de su curación.
Solucionar su problema de abuso de alcohol le permitió a Matt comenzar a hablar sobre su abuso sexual. Durante años no le había contado a nadie lo que había pasado.
Un psicólogo alentó a Matt a contarle a sus padres. Inicialmente, Matt fue cauteloso, porque no quería lastimarlos. Y, aunque sabía que no eran responsables del abuso, se sentía enojado porque no habían estado allí para protegerlo. Él dice que fue más fácil hablar con su hermana, Caroline.
"Fueron sentimientos de culpa, ¿por qué no estuve allí para él? Era la hermana mayor y pensaba que lo estaba cuidando, así que fue bastante molesto descubrir lo que había sucedido y fui completamente inconsciente de ello", cuenta ella.
A lo largo de los años, Matt recibió ayuda de varias formas de terapia y viajó a India y Brasil. Aprendió a manejar sus emociones y superar sus sentimientos de incomodidad al estar físicamente cerca de otra persona.
A medida que Matt se abría sobre el abuso que sufrió, su confianza crecía. Ahora ayuda a otros que han pasado por experiencias similares, y está considerando unirse a una campaña para ayudar a los niños a saber dónde acudir si son víctimas de abuso.
Pero en su vida personal, el progreso de Matt fue más inestable. Aunque terminó de escribir su perfil en la red social de citas, por meses se contuvo de publicarlo.
En particular, le preocupaba que las mujeres le pidieran que explicara por qué no bebía y por qué no había estado en una relación antes. Le inquietaba que su única experiencia sexual fuera el abuso y que nunca hubiera tenido una relación basada en la igualdad, el compartir, la amabilidad y el amor.
Finalmente reunió el coraje para publicar su perfil. Casi inmediatamente recibió algunas respuestas prometedoras.
Ahora Matt está listo para su primera cita organizada a través del sitio web: un café con una mujer con quien siente que tiene mucho en común.
"Gran parte de la vergüenza por el abuso ha quedado atrás, así que no siento que deba disculparme por los efectos secundarios", dice Matt.
"Estoy aceptando lo que sucede mucho más que estar asustado, pero también me siento emocionado de que haya una oportunidad, y de que mi vida no gire ya solo en tornoal abuso", agregó.