El reflujo gastroesofágico, más comúnmente llamado ardor de estómago, es tan frecuente que puede suponer hasta una de cada cinco consultas al especialista del aparato digestivo. Sólo los casos más graves requieren de medicación, pero la primera barrera de defensa son los cambios en el estilo de vida.

Estos son los cuidados que hay que tener para evitar ser afectado por esta enfermedad, según consignó 20 Minutos.

Comidas: evitar las frutas y jugos cítricos, el tomate y sus derivados, el café en todas sus versiones, las especias y los condimentos. En cambio, hay alimentos que ayudan a disminuir la presión del esfínter: la menta, el ajo, la cebolla, el chocolate, la manteca y los quesos.

Ni frío ni calor: comer alimentos y bebidas demasiado frías o demasiado calientes puede afectar negativamente a la mucosa del esófago. Además las comidas muy copiosas provocan distensión de las paredes del estómago, que a su vez mantiene abierto el esfínter.

Cómo comer y cómo dormir siesta: hay que mantenerse erguido durante y después de las comidas. De ese modo favorecemos el efecto de la gravedad sobre el estómago. Durante la digestión el estómago se está contrayendo de forma continua para conseguir que los alimentos se mezclen, por eso si nos tumbamos es posible que el contenido del estómago alcance el esófago. De ahí que se aconseje evitar la siesta en las dos horas después de comer.

Dejar de fumar: el cigarrillo disminuye la saliva y con ello se reseca más la boca y la garganta. Los fumadores sufren también de más afecciones respiratorias que conllevan tos, que aumenta la presión en el abdomen y favorece el ascenso de los ácidos.

Perder peso: puede ayudar a las personas con sobrepeso a reducir el reflujo. El exceso de peso y el perímetro abdominal provocan una compresión gástrica que favorece el reflujo del contenido gástrico al esófago.

Ropa que no apriete: al igual que la tos, la ropa que aprieta el abdomen como pantalones o camisas muy ajustadas, aumentan la presión intraabdominal y favorecen la salida del contenido del estómago.

Menos estrés: el estrés produce la segregación de sustancias estimulantes, como la adrenalina, que en el caso del sistema digestivo pueden acelerar el vaciamiento del estómago, dificultar la digestión y aumentar la secreción de ácido del estómago.