El consumo de psicofármacos recetados en la población adulta mayor fue el objeto de estudio que elaboró el Pami sobre sus propios afiliados. El resultado central señala que la prescripción de estos medicamentos en tratamientos ambulatorios alcanza al 30% de los pacientes. De ese total, el 67% de los psicofármacos utilizados resultaron ser benzodiazepinas: una familia de fármacos ansiolíticos e hipnóticos.

Julián Bustin, autor principal del estudio, asesor de la secretaría general técnico médica del Pami y jefe de la Clínica de Memoria y Gerontopsiquiatría del Ineco, confirmó en A Diario (Radio 2), la elaboración del estudio: “Antes no teníamos datos objetivos en Argentina y a partir de la receta electrónica podemos saber los lugares donde se prescriben y qué tipo son".

“La información dice que fundamentalmente el 30 por ciento de los afiliados del Pami en 2016 consumieron un psicofármaco y de todo ese total, el 66 por ciento resultaron ser benzodiazepinas, es decir, son ansiolíticos e hipnótocos. Más del 50 por ciento de las prescripciones son de Aprasolan y Clonazepam”, precisó.

Otra de las cuestiones que deslizó el profesional tiene que ver con que son más las mujeres que toman este tipo de medicación. “En general el consumo es mayor, hablamos de un 75 por ciento en mujeres y un 25 por ciento en varones. Esta diferencia de sexo se da en todas partes del mundo, las mujeres sufren más patologías como la depresión y el trastorno de la ansidedad”, explicó.

Si se incluyen las recetas manuales, se calcula que 4 de cada 10 jubilados toman estos medicamentos por lo menos una vez al año.

Bustin advirtió sobre los resultados: “No estoy de acuerdo que sea una sobreprescripción ni que sea alarmante. Podemos tomar medidas para ver si el uso es adecuado o no. Nos sirve para armar campañas de concientización para médicos de cabecera y público general”, evaluó.