Vica, el personaje, tiene 42 años y recuerda que entre los 4 y los 8 años fue abusada sexualmente por su padre. A través de la memoria y algunos sueños empieza a deshilvanar y a trenzar al mismo tiempo su propia historia familiar. El recorrido de sanación que emprende de la mano de su propia conciencia queda plasmado en Cuaderno de V, el libro escrito por la rosarina Virginia Ducler (editorial Mansalva), y real protagonista de los hechos que cuenta. A poco de salir publicado y en medio de un juicio por calumnias que le inició su papá, la escritora dialogó con Rosario3: “Me meti en la nena que fui para revivirla y entender los mecanismo que usó para vivir con esto”, manifestó y agregó: “El libro está escrito desde el dolor, con las entrañas, en carne viva”.

Desde la tapa de Cuaderno de V, una niña sonríe y ofrece una flor. La imagen tiene el aura amarilla de las fotos de la década del setenta, es Vica retratada en los pocos momentos en que puede despegarse de la mirada de los demás. La risa será un remedio para apaciguar la perturbación que la persigue durante su infancia; luego serán las letras, encadenadas en palabras y oraciones, su ventana al exterior. “Escribo desde muy chica, es mi manera de mirar el mundo y mirarme; cuando empecé a recordar empecé a escribir y como yo ya estaba formada en el oficio de escribir, salió con forma de novela. Hay hechos de ficción y los nombres están cambiados para tomar distancia, fue muy doloroso este proceso de aflorar el recuerdo, necesité cambiar los nombres. Mi madre no se murió (el libro comienza con el fallecimiento de la mamá de Vica) pero con mi madre viva no hubiera podido escribir la novela, porque es más verosímil la ficción que la realidad”, aclaró sobre el proceso de escritura.

“Fue una novela escrita visceralmente, casi en trance. Me acostaba y me levantaba, tenía el cuello todo brotado, justamente por todo eso que no me dejaban decir en mi infancia. Hace rato que me resulta cómodo usar como materia prima mi vida privada y después sale otra cosa, lo que se llama ahora autoficción; me encontré con esa escritura hace unos años, cuando escribí la nouvelle El Sol”, agregó en ese sentido.

“Me metí en la nena que fui para revivirla y entender los mecanismo que usó para vivir con esto”, continuó en torno a su obra. “Tuve ataques de pánico entre los 10 y los 30 años, incontinencia urinaria hasta los 18 años y una vida muy difícil en lo emocional. Para escribir me metí en la cabeza de la nena para sanarla. Este libro es sanador porque pude sacarlo todo fuera de mí”, precisó y aclaró: "Fue escrito desde el dolor, con las entrañas, sin análisis sociológicos ni psicológicos”. Sin embargo, más allá de que el libro es el relato de una historia particular, Ducler admitió que “sin esta escucha social que hay ahora no hubiera podido recordar” y destacó “la movida tan grande, sobre todo de mujeres, que está sacado todo a la luz”.

Virginia Ducler.


Santosha

En Cuaderno de V, Vica cuenta sobre sus días de niña, de cómo opera el recuerdo de los abusos de su papá y cómo inicia su propia curación. La escritura, el arte y la meditación serán sus aliados. “Santosha es una palabra sánscrita que significa contento, pero no en el sentido de resignación, sino de aceptación de lo que a cada uno le toca vivir. Es inútil pensar que podría haber sido otra la historia. Todos tenemos que aceptar lo que nos toca vivir, porque todos alguna herramienta para transformarlo”, observó.

“Quiero transmitir eso, no me siento víctima, sino alguien que pudo hacer algo con esto. Todos tenemos una herramienta para transformar lo que nos pasa, la mía es la escritura, y en los últimos años lo ha sido también el yoga y la meditación”, enumeró y concluyó: “Siento una gran tristeza, no odio a mis padres, sólo siento una tristeza enorme, pero esto no podía tener otro desenlace porque la única manera de sanar es sacar la voz, como dice la canción de Anne Tijeaux".