La semana pasada la Universidad Nacional de Rosario (UNR) entregó el primer título de "licenciade" de su historia. Sí. "Licenciade" con la letra e, y se abrió curso de esta forma a que muchas personas de las disidencias sexogenéricas reclamen sus títulos, ya que son varias los que terminaron una carrera y no comenzaron su trámite porque no existía esa posibilidad hasta que una resolución incorporó ese derecho. En este caso, además, el título lleva el nombre por el que esa persona se autopercibe, y no el que figura en su DNI. No es el primer caso en las universidades públicas del país, aunque son pocos todavía.
La primera persona en recibir su título de licenciade fue Gabby De Cicco: de esta forma, es Licenciade en Letras. Es docente, poeta lesbofeminista y no binarie (que no se ajusta a las categorías tradicionales de femenino y masculino). Y es una reconocida pluma rosarina: tiene siete libros publicados, y una compilación poderosa realizada en 2022 bajo el nombre de “Transgénica”, editado por Baltasara. La solicitud del título, para que pueda llevarse a cabo, fue hecha por Gabby con la asistencia de la Secretaría de Políticas Sexogenéricas de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, poco después de haber entregado su tesina, a fines de 2023, apenas asumido el nuevo gobierno nacional.
Concluido el resultado de meses de esfuerzo, Gabby relató a Rosario3: “Pensaba que mi caso es un abre-puertas, pero por estos tiempos guerreros, ahora lo pienso más como una punta de lanza. Si bien es el título de una persona, es un mojoncito en este contexto social nacional”.
Como todo título académico, el suyo debió atravesar un proceso burocrático técnico “kafkiano, pero que, como en el cuento, con paciencia se llega al castillo”, alegó. Comenzó cuando, en abril de 2024, salió la resolución del rector Franco Bartolacci titulada "Procedimiento para el registro y emisión de diplomas y certificaciones de personas cuya identidad de género no coincida con la registral y/o no binarias". Y finalmente el pasado jueves, con mucha alegría, Gabby puso su firma en el diploma oficial que acredita su título.
Para Gabby fue un logro llegar al título tras muchos años de idas y vueltas, y destacó: “Cuando decidí preparar la tesina para cerrar este ciclo en mi vida, no estaba la posibilidad, pero sí entendía que ciertas políticas de la UNR vislumbraban que esto, tener un título con el nombre que me identifico, era posible. Y considero que es un logro gracias a que las disidencias hayamos estado en la calle defendiendo nuestros derechos”.
En torno a su metié, aseguró: “Soy une poeta. Escribo versitos, diría Diana Bellesi. Esa es mi militancia: ver cierto tipo de belleza donde está la mierda, y poner voz en palabras a luchas y a logros en distintas instancias”. Luego, estableció que “el título es, más que un logro personal, un logro colectivo, en este sistema social de tantos cambios positivos como este, pero que también expulsa a muchos”. Relató, entonces, sobre la realidad que se vive en las disidencias y no muchas personas saben o contemplan: “Lleva mucho tiempo que la sociedad reconozca tu nombre de elección. Mucha gente disidente ha sido maltratada, con consecuencias de salud o de aislamiento social. Y podés lograr estos cambios, y aun así, muchos te siguen llamando mal con los pronombres”.

Explicó que considera esto “una punta de lanza porque hay otros varios títulos ya solicitados, y que en algunos, sus situaciones son más complejas. Cada caso va a traer un desafío por distintas intersecciones indentitarias, y el sistema va a tener que responder en cada caso. Son procesos que llevan tiempo, no son fáciles, y hay que desafiar a la Matrix para que reconozcan nuestra existencia”.
Entonces, destacó que “hay quienes se recibieron hace mucho y no hicieron el trámite por estar en desacuerdo con que figure Señor o Señora, Licenciado o Licenciada, y ahora recién a partir de esa resolución lo están tramitando”. Están las personas graduadas que se recibieron con un nombre que no les representaba, o que luego transicionaron y no hicieron el cambio de nombre de su título. Para esos casos, ahora la resolución desde 2024 contempla la posibilidad de quien se recibió con un título que no lo representaba, de reformarlo.
De Cicco remarcó el esfuerzo silencioso de otras personas: “En la universidad hay personas que, con mucho esfuerzo que no se ve, hacen que el sistema siga funcionando, a pesar de ser vapuleado por el gobierno y de cobrar mal. Este título fue producto de un trabajo hormiga de gente que pone la oreja, toma nota y lleva adelante los trámites para lograrlo. Esa recepción conlleva un laburo amoroso, decirnos que no estamos solxs”.
Luego de su firma el pasado jueves, a Gabby le resonaba un poema nuevo que escuchó a la poeta trava Morena García que replicó de memoria: “«Nos pusimos el sol al hombro porque se nos estaba haciendo difícil amanecer». Creo que representa el momento que vive el colectivo travesti trans no binarie así como las diversidades. No hay que olvidarse del triple crimen de Barracas, entre otros casos de odio que están apareciendo”.
Un primer mojón para Gabby fue mucho antes de obtener el título, cuando hizo un pedido de cambio de nombre en el sistema SIU guaraní. “Eso fue en tiempos pandémicos. Fui con barbijo en 2021. Y recuerdo que fue re fuerte ver mi nombre Gabby, mi segundo nombre (que mantuve) y De Cicco, en algún sistema oficial”, recordó.
El comienzo de la carrera de Gabby durante la Dictadura
Con su título, Gabby De Cicco cierra una carrera que comenzó hace más de 40 años. Era el año 1983. El último año de la Dictadura Cívico Militar, y en un contexto muy diferente: “Estudiar implicaba un examen de ingreso, el pago de cuotas a pesar de ser una universidad pública y había un cupo limitado por materia”. Ambas condiciones se vieron revertidas con los reclamos de los estudiantes de entonces, y Gabby fue parte de ese cambio. “Comencé la carrera hace 40 años, y pienso que tuve como siete vidas en ese tiempo. En aquel entonces sentía tener un pie afuera porque no encontraba la caja de resonancia sobre nuestras identidades disidentes. Recuerdo que hicimos sentadas en Rectorado y logramos la renuncia del rector de aquel entonces. En ese tiempo había exámenes de ingreso y tenía un cupo que se llenaba según resultados del examen. Logramos que todo eso se sacara y que sea estudiante todo aquel que quiera”, recordó en torno a aquellos primeros años como estudiante de la carrera de Letras. Finalmente, luego de más de 40 años transcurridos, aseguró: “Para mí es un momento de celebración, pero también de reflexión. Pienso que en las universidades no debería haber nada con distinción de género”.